En su nuevo empleo ha batallado porque las tarifas son bajas y ha sufrido dos intentos de asaltos.
Hace casi dos años, David Martínez abrió un negocio donde vendía lencería, corsetería y pijamas, pero tuvo que cerrar por la emergencia sanitaria y para obtener ingresos económicos se registró como conductor de una plataforma porque, dijo, necesitaba dinero para pagar el vehículo que compró a crédito.
Su negocio familiar -refirió- estuvo abierto unos ocho meses y empezaba a tener buenas ventas hasta que cerró por la pandemia.
En cuanto a su trabajo como conductor de Didi, un servicio de transporte que se ofrece por medio de una aplicación de teléfono, dijo que ha batallado porque las tarifas que se cobran por viaje son reducidas y además ha sido víctima de dos intentos de asalto.
A decir del entrevistado, tiene que trabajar más de trece horas todos los días, porque la plataforma le descuenta entre el 25 y el 30 por ciento de comisión en cada viaje, además de que necesita dinero para comprar la gasolina y ahorrar para pagar las mensualidades de su vehículo.
“La aplicación nos quita hasta el 30 por ciento de comisión y el 50 por ciento de los ingresos se van en la gasolina. Además, hay viajes que están mal calculados por la aplicación porque a veces el conductor tiene que poner dinero de su bolsa cuando hay que dar el servicio a otros estados, porque pagamos casetas y más gasolina”.
David señaló que durante su jornada laboral ha sido víctima de dos intentos de asalto, uno en una carretera federal y otro por parte de unos clientes que le solicitaron el servicio en Atlacomulco.
Por esa situación y como medida de protección realiza el último viaje a más tardar a las siete de la tarde.