Antes de que el hombre viviera en ciudades se agrupaba en pequeñas comunidades de recolectores y cazadores. Fue más adelante que el crecimiento poblacional, la búsqueda de nuevos recursos, actividades económicas más elaboradas como la agricultura y los asentamientos humanos sobre un área de terreno específica, dieron vida a lo que hoy conocemos como ciudad.

El inevitable crecimiento poblacional asentó límites geográficos y normas que cada habitante de la ciudad debía seguir y respetar. Sin entrar a detalle, en esta etapa, se definieron terrenos que delimitaban un área concreta de la ciudad. Entre ellas nació la propiedad privada, la cual podía ser un objeto o un área de terreno. A esta área se le puede conocer como parcela, solar, lote o terreno.

La parcela es un concepto utilizado en la planificación urbana para referirse a la superficie de un terreno que, legalmente conformada y dividida, actúa como área de aprovechamiento de acuerdo a las regulaciones fijadas por la ciudad. A través del tiempo miles de terrenos agrícolas se fueron parcelando para dar cabida a la extensión de la mancha urbana.

Las ciudades de nuestros tiempos recurren a regulaciones para el parcelamiento de áreas urbanas, con el fin de normalizar y ordenar la extensión urbana. La dependencia encargada de realizar el trámite correspondiente en la ciudad de Cuernavaca, Morelos es la Secretaría de Desarrollo Sustentable a través del “Ordenamiento Territorial” la cual textualmente es… la herramienta de planeación que contribuye a la mejora de la calidad la vida de la población, recuperando, manteniendo e incrementando el capital natural disponible. De acuerdo con el marco normativo vigente en los Estados Unidos Mexicanos y el estado de Morelos, su aplicación se rige por dos marcos jurídicos sectoriales, el urbano (asentamientos humanos) y el ambiental (ecosistemas, biodiversidad y servicios ambientales).

Acorde a la normativa de cada ciudad debe existir la parcela mínima, es decir el área básica para desarrollar cualquier uso tipológico acorde a los usos permitidos por las autoridades. También están las parcelas resultantes por el crecimiento descontrolado de la ciudad. A estas las conocemos como “espacios residuales”.

La parcela, lote o terreno debe cumplir diferentes criterios para que esta pueda ser explotada dentro del área urbana. La parcela debe estar ubicada en los límites geográficos y políticos de una ciudad. Se debe identificar con un uso de suelo, por ejemplo: H que refiere uso habitacional, C al comercial, CL al cultural, CU a corredor urbano, etc.

La parcela tiene que respetar normas de edificación y densidad como: el COS (Coeficiente de Ocupación de Suelo); CUS (Coeficiente de utilización de Suelo); CAS (Coeficiente de Absorción de Suelo). Los coeficientes determinan el porcentaje de área de construcción, altura máxima del edificio y el área libre de absorción hacia el subsuelo.

Si bien este artículo no es una guía a seguir sobre cómo parcelar tu terreno, si es una pausa para replantear e imaginar nuevas formas de parcelar la ciudad.

El crecimiento de la ciudad es una realidad inevitable. El descuido de las autoridades para autorizar nuevas parcelas hacia las periferias de la ciudad ha hecho que las ciudades sean insostenibles y lo peor es que cada día crece más.

Los indicadores nos hablan que para el año 2050 el 70% de los asentamientos humanos serán dentro del contexto urbano. Si hoy no actuamos en regularizar la forma en cómo se parcela la ciudad, para el año 2050 estaremos en un punto crítico de supervivencia.

Tenemos que dejar de expandir la mancha urbana, hay que densificar los centros urbanos y crear nuevos climas que mejoren la calidad de vida sin la necesidad de salir de los limites políticos y geográficos de nuestra propia ciudad.