Y una señora le regaló comida.
Alejandro tiene 27 años de experiencia como chofer de taxi y cuenta que de las anécdotas más bonitas que lleva en mente, son los detalles que tuvieron dos de sus clientes. Uno, el día de su cumpleaños, y el otro, de una señora que le obsequió un platillo de mole con arroz y tortillas hechas a mano.
El primer cliente se trata de un joven músico que conoció hace años cuando era estudiante. Alex, como le gusta que le llamen, dice que no le gusta festejar su cumpleaños y prefiere dejarlo pasar como un día cualquiera en el que tiene que trabajar.
“A Gerson (su cliente) lo conocí en la escuela de canto y nos hicimos tan amigos que de vez en cuando íbamos a comer. El día de mi cumpleaños me habla por teléfono y me pide recogerlo en su casa para llevarlo al aeropuerto. Me voy para su casa y me dice que pase porque le falta hacer sus maletas, cuando entro ya había otras personas y Gerson empieza a tocar con el piano las mañanitas”.
Después de las mañanitas, Alex recibió un abrazo de su cliente y luego partieron un pastel de queso con zarzamora. Para Alex fue un bonito detalle porque en años anteriores nadie le festejó su cumpleaños.
El entrevistado también recuerda el día que llevó a una señora y a su nieta a una fiesta en Yautepec. Lo tiene presente porque ese día su clienta le obsequió un platillo de mole con arroz y tortillas hechas a mano.
En lo que respecta a su trabajo como taxista, refirió que no trabaja en la noche porque hace casi dos años los integrantes de la delincuencia exigieron una cuota por derecho de piso en el sitio donde labora.
“Ese día a un compañero le pidieron el servicio de taxi a la colonia Tres de Mayo, y antes de llegar a su destino lo bajaron de la unidad, abrieron las puertas y la cajuela del vehículo; le rociaron gasolina y luego le prendieron fuego. Afortunadamente al chofer no le pasó nada, pero sí fue la advertencia de que teníamos que pagar piso”.