Hace ese tiempo hacia atrás, celebrábamos a las mamás; hoy estamos a dos meses de hacerlo de nuevo. Muchas canciones y poesías tienen al Tiempo como eje central. Digamos la “sabia virtud de conocer el tiempo” de don Renato, el mismo que decía por ahí “y desatarse a tiempo”. O sinaloense de que “el tiempo pasa y no te puedo olvidar”, o cubana como “el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos”. Total, tiempo, tiempo, prisa, prisa; quién así va a tener calma; todos están nerviosos: la población porque la violencia no ceja, los políticos porque quieren quedar inscritos en la lista siguiente y los funcionarios actuales por acomodar bien cajas y números para que no les cuadren nada los que lleguen.
Así, hacemos en parte a un lado al PRI y nos metemos en lo que fue tema central la semana pasada a nivel nacional y con repercusiones serias aquí. En lo que llaman las izquierdas hubo mucho jaloneo, con la vista puesta en la consulta del PRD en el Estado de México y quien era el candidato del PRI –se impuso la congruencia y quedó Eruviel, producto de la cultura del esfuerzo--. Por aquí estuvo Andrés Manuel López Obrador, visitando una entidad que hace cuatro años demostró ser eminentemente lopezobradorista y escoltándose en el acto principal por políticos como Juan Salgado Brito, que si bien no dedicado directamente a la política, por esta actividad se hizo una familia empresaria. Uno de ellos sería el candidato al gobierno de la fracción perredista de AMLO, más Convergencia y el Partido del Trabajo.
Otro, sumamente activo hace meses es Graco Ramírez Garrido Abreu, el senador por Morelos que más recursos ha traído desde la federación, que tengamos memoria. Increíblemente, el agresivo Graco, el contestatario Graco, el duro Graco, el feroz Graco, es hoy un político que hace lo que deben hacer quienes se dedican a esta actividad: entregar beneficios a la gente. Si bien no de su bolsillo, si toca y abre las puertas necesarias para ello. Con estas acciones, Graco no tiene adversario entre el PRD tradicional, el institucional pues. Qué Rabín ni que nada, ésa es una intención; pero la distancia entre Ramírez y el de Tejalpa es como la canción “cada día más grande”. Bueno, en terrenos de “bajar dinero federal a Morelos”, en lo individual Graco Ramírez supera a cualquier otro legislador, de la cámara y partido que gusten.
Sin embargo aparece natural la pregunta: ¿Le alcanza a esta parte del PRD para ganar la elección de julio del 12? Parece que no. Si la fracción importante de López Obrador y el resto del PRD se unieran, júrenlo que por primera ocasión tendría posibilidades. Sin embargo, la relación de Andrés Manuel con Los Chuchos es absoluta y totalmente irreconciliable. Bueno, primero Gadaffi se hace decente a que estos grupos se pongan de acuerdo.
Graco con sus hechos es un hombre que merece ser candidato; claro, ha hecho lo que nadie y por primera ocasión ocupa un cargo legislativo para beneficiar a los demás. Pero lo repetimos hoy: no va a ser gobernador de Morelos nunca. ¿Por qué el columnista no quiere? Al contrario, creemos que es de los políticos afincados y comprometidos en Morelos, de los más vertebrados, pero tiene un hándicap en contra: la gente no lo acepta en la otra esquina, en la que otorga beneficios, hace promesas que podría cumplir, porque el Graco que Morelos conoce es el Graco que se plantaba en la tribuna o la plaza pública y llamaba a un gobernador asesino, bandido o traidor al pueblo, el Graco sarcástico y burlón, el Graco de los acertijos, el Graco temido por los gobiernos, el Graco repudiado por los gobernantes, bueno, el Graco simpático. Y siempre, siempre, en el otro extremo, en la izquierda profunda, en la izquierda de esquina. Ahora, sin discurso porque a la actual administración la ha respetado, a Graco sólo le quedan los priistas y éstos están ocupados en sus cosas.
Éste es un tema que abordamos hace unos dos meses; es hora de retomarlo.
¿Por qué?
Admiramos, leemos y por lo tanto respetamos al escritor Javier Sicilia, radicado desde siempre en Morelos. Vive un hondo pesar. Le enviamos un abrazo fuerte y el reconocimiento permanente.