Sufren un daño severo debido a la urbanización; drenajes, desechos y otros factores han erradicado flora y fauna, alerta especialista
Ayer, 20 de noviembre, se conmemoró el Día de las Barrancas de Cuernavaca. De las alrededor de 260 barrancas que hay en la capital, al menos 60 son barrancas urbanas que sufren un daño severo debido a la urbanización de la ciudad.
El asesor ambiental y de conservación de la organización Reconcilia EcoSocial A.C., Víctor Hugo Flores Armillas, informó que a pesar del número de afluentes que cruzan la capital, el día prácticamente ha pasado desapercibido por las autoridades.
Explicó que de las 260 barrancas, 38 son consideradas principales porque tienen una mayor longitud, es decir, recorren por varios kilómetros a la capital; sin embargo, ello implica que -a su vez- sean las más contaminadas, por los desechos domiciliarios, drenajes y otros factores que han erradicado la flora y la fauna.
Explicó que “hay cierto grado de deterioro por la mancha urbana; registran problemas de contaminación, residuos sólidos y aguas negras y el deterioro es muy avanzado”, dijo.
Sin embargo, aún hay 200 que tienen en general un buen estado de conservación que pueden ser rescatadas y cuidadas de manera permanente.
No obstante, aún se consideran en riesgo, porque con una mala planificación y un mal tratamiento de las aguas residuales se generan afectaciones a las barrancas y sus microclimas.
Cabe señalar que las barrancas de Cuernavaca están protegidas por el Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio del Municipio de Cuernavaca (POET), que, entre otras cosas, prohíbe construir en el área de las barrancas, contaminar el agua, arrojar basura, talar árboles o arbustos y afectar la fauna nativa.