El taxista señaló que empezó a trabajar cuando llegó la pandemia, pero le fue mal.

Cuando llegó la pandemia de covid-19, Alfredo Eugenio empezó a trabajar como chofer de taxi pero dos meses después dejó el volante porque dijo que al día no reunía ni siquiera el dinero para comprar el combustible del vehículo, por lo que ahora presta el servicio de transporte solo a sus conocidos y vecinos.

“Tuve que dejar de trabajar porque no había gente en las calles, salía y me la pasaba dando vueltas pero llegaba a la casa sin un peso; no había pasajeros porque todos los negocios estaban cerrados”.

La ventaja durante la pandemia -refirió- es que no tenía el pendiente de reunir el dinero para entregar una cuenta y tampoco tiene familia que depende de él.

De su labor, apuntó que hay días en los que obtiene entre 100 y 200 pesos, los cuales son suficientes -asegura- para solventar sus gastos.

Alfredo comentó que decidió trabajar como taxista porque sus conocidos lo convencieron de que comprar el vehículo es una buena inversión. Sin embargo, dijo que se ha percatado de que hay poca clientela, por la competencia de las plataformas digitales como Uber y Didi.