A los 17 años empezó a trabajar como operador del transporte público.
Aunque desde hace 22 años trabaja como operador del transporte público, Martín Ríos García asegura que le hubiera gustado ser profesor, pero solo estudió el nivel básico porque a los cinco años de edad quedó huérfano de padre.
“Tengo un hermano que es maestro y director de una escuela. Me hubiera gustado seguir estudiando, pero no tuve la oportunidad porque éramos diez hermanos. Mi papá falleció cuando yo tenía cinco años; mi mamá nos dio estudios hasta donde pudo y después mejor me puse a trabajar”.
Su hermano mayor -dijo- fue el único que logró concluir sus estudios porque recibió el apoyo de su padre. Después ingresó a la 24ª. Zona Militar y cuando salió compró una plaza de maestro.
En su caso, dijo que con mucho esfuerzo terminó sus estudios de nivel secundaria en la comunidad de Amilcingo, municipio de Temoac y cuando cumplió los 17 años empezó a trabajar como operador del transporte público en Cuernavaca.
Si bien no tuvo la oportunidad de estudiar una profesión, gracias a su trabajo como chofer logró comprar un terreno para construir su casa. También compró un vehículo para ponerlo a trabajar como taxi.
“Estoy pensando en mi vejez, ya tengo mi casa y un taxi para obtener ingresos cuando tenga que dejar el volante, porque mi meta es retirarme a los 52 años de edad”.
El conductor asegura que aunque su hija no quiso continuar sus estudios, está contento porque la mayoría de sus sobrinos estudiaron ingenierías.
“Me hubiera gustado que mi hija estudiara, pero como padres tenemos que respetar sus decisiones, porque los hijos son prestados. En mi trabajo me siento feliz porque de aquí sale el dinero para mantener a la familia”.