Hugo Lima volvió al Estoperol, uno de los bares del centro de la ciudad, pero las dos punks no habían aparecido. Mientras esperaba, tomó una cerveza de barril y se dedicó a terminar de leer las noticias de El País sobre una secta llamada Mexium.
“La idea de exclusividad se vendía como pan caliente en México, bajo la idea de que si los familiares de tres ex presidentes, empresarios y miembros de la farándula avalaban sus cursos de superación personal, debían valer la pena, dijo Oxamber.”
El interior del local resplandecía como una llama de luz roja y las miradas y voces se fundieron en una canción de The Cure que a Lima le encanta.
Le ha dado muchas vueltas al caso, pero ¿qué debe contarle a Olivia? Esa es la cuestión. Los seis desmembrados que han encontrado desaparecen una semana antes de que arrojen sus cadáveres como basura en las periferias. Una insignia de oro en el paladar, una serpiente enroscada y dos mazos entrecruzados formando una X.
El lugar estaba casi desierto, como un sueño de otra época, cada vez menos personas se aventuraban a salir de sus casas por los estragos de la epidemia y la violencia generada por los enfrentamientos entre Reformadores y Contrarreformistas.
El humo del cigarro que encendió Lima se deslizaba suavemente hacia el techo hasta desvanecerse, cuando vio que en la puerta se asomaron dos punks vestidas de negro, con el pelo rapado a medias y ataviadas con collares de metal y cadenas en la cintura y muñecas. Entraron juntas, una detrás de la otra, atravesaron el corredor con mesas y se aproximaron a Hugo, quien pudo observarlas con mayor claridad y lidiar con la atención ajena.
-¿Hugo Lima?
-Así es, periodista del Catalejo. Tú debes ser Olivia.
-Sí, mi padre trabajó contigo en un programa de radio. Ella es Alicia, mi carnala.
Agarrándola del brazo, Olivia acercó a Alicia a la mesa mientras le murmuraba algo al oído. Las miradas de Diego y Alicia se cruzaron. Él apartó la mirada, pero después volvió a verla de reojo, parecía hipnotizado por su belleza y lo distinta que era, y su amiga lo notó. El petirrojo que lleva Lima en el pecho empezó a aletear y hubo uno de esos silencios en los que todo pasa en cámara lenta: alta, pelo negro, labios carmesí, ojos oscuros.
-Alicia, como la del País de las Maravillas. Qué hermoso nombre...
-Si quieren me puedo ir y dejarlos solos- intervino Olivia.
-No, siéntense, sé que tienen alguna información útil sobre los asesinatos recientes, y también algunas preguntas, ¿cierto?
-¿Tienes novia o novio?- lo interpeló Alicia-.
-No, ¿por qué?
-Me gustas, creo que podría enamorarme de ti.
A Hugo ese arrojo no le molestó, todo lo contrario, lo hizo sentir a gusto y ligero como si el mundo se renovara.
-Siempre quise conocer a una punk, pero no había tenido la oportunidad- Hugo Lima vació el tarro de cerveza y pidió otros tres al mesero que estaba detrás de la barra.
-¿Qué puedes decirnos sobre este símbolo, es masón?- preguntó Olivia.
-Bueno, hasta donde he podido averiguar, la serpiente enroscada es un símbolo importante para los Constructores, que son una sociedad secreta que tiene su origen en Italia, pero que fue extendiéndose como una red de enclaves por Europa y América. Hay sociedades con objetivos muy plausibles, pero otras muy peligrosas que imponen gobiernos o dictaduras para su conveniencia, bajo la promesa de ayudar a conquistar el éxito y mejorar las vidas de sus adeptos.
-¿Y están en México?
-Posiblemente. Hay mucha información sobre la sociedad, pero el punto es discernir la que es relevante, aunque a veces sólo sean pequeños indicios. Un dato importante es que ellos luchan contra los absolutismos, pero también influyen sutilmente en las instituciones públicas y congresos para permanecer en la cúpula y expandir su visión del mundo como la única viable.
-¿Y la insignia es como un código con el que se reconocen entre ellos?
-Sí, hay sociedades en las que comúnmente se reconocen con códigos secretos como saludos, pero en otras llevan símbolos en la ropa o accesorios que sólo los iniciados conocen.
-Como una medalla- dijo Alicia.
- Sí, los miembros de una rama inferior de la sociedad de los Constructores usan una medalla o un collar con la insignia de la serpiente enroscada, el uróboros, pero hay un grupo más exclusivo que usa un anillo con dos mazos entrecruzados en forma de X.
-El papá de Aurelio tiene un anillo parecido- le informó Olivia- pero no estoy segura de que sea el mismo, llevo mucho tiempo conociéndolos y nunca he visto algo raro... bueno, ahora que lo pienso, aunque son pequeños burgueses se codean con la oligarquía de intelectuales y políticos de la oposición, como cosmopolitas cultísimos, aunque en nuestras fiestas se portan la bandísima.
-Puede haber jerarquías y, en este caso, con las grandes mentes es con las que hay que tener más cuidado, quizá su amigo se ha vuelto importante en la sociedad y lo usan para atraer más adeptos o para quitar de en medio a quien les estorba. Los dos mazos representan el trabajo de los Constructores en las minas del país. Un anillo y una medalla que sirven para identificarse y tal vez para entrar a sus reuniones secretas.
-¿Y cuál es el vínculo entre eso y los asesinatos? ¿Por qué quieren que sepamos que son ellos? Las insignias que dejaron en los cadáveres son como marcas de ganado.
-Son sospechas fundadas, pero no podemos asegurar que quieran que sepamos eso. Hay un mensaje entre líneas, dirigido a alguien en específico, y todavía no me quedan claros los motivos y el alcance- respondió Hugo.
- Entonces el papá de Aurelio forma parte de esa sociedad secreta, y Aurelio... por eso mi hermano traía ese collar. Él nunca quiso hablar sobre eso y decía que no recordaba muchas cosas desde que chocó, pero Aurelio una vez me llamó para decirme que mi hermano había estado yendo a su casa a echar el toque y que le había contado cosas muy oscuras, que le dio un chocho para que se sintiera mejor y que desde ahí no había vuelto, y me preguntó que si yo sabía algo...eso me distrajo, yo pensé que estaba exagerando, y después le adjudicamos todo a una lesión en la cabeza y a las drogas.
-No deberíamos tratar un asunto así en un bar, no podemos asegurar que la sociedad secreta lleve a cabo tales crímenes. Aunque el editor del periódico me ha contado sobre algunas logias que no sólo aspiran a derrocar a un rey o a quitarle privilegios al clero, sino que son sociedades que tienen objetivos más “altos”, como la transformación del ser humano, fraternidades de “iluminados” que anteponen a la ciencia principios como la magia, tal como los alquimistas del medievo y del renacimiento- respondió Hugo.
- ¿No serán puras supercherías? Eso suena como la leyenda de la Escuela de la noche y el Imperialismo mágico de Isabel I y John Dee, pero ¿qué tendría que ver con los asesinatos?- dijo Olivia.
-Esto es real, las creencias de la sociedad pueden ser puras supersticiones sin sentido, pero esa alquimia se ha convertido en algo tan real y horroroso como los descuartizados, como la desaparición de mi hermano- aclaró Alicia.
-Sí, pero eso sólo lo podríamos asegurar si formamos parte de alguna reunión de la sociedad secreta para entender cuál es el motivo de todo este asunto y en qué consisten su rituales. Les repito, soy consciente de que no hay que mezclar las suposiciones con los hechos, es posible que hayamos encontrado un camino, pero no hay prisa para llegar al final, un error puede alejarnos del fondo de la historia y propiciar una tragedia.
Hugo Lima comprendió que a pesar de su consejo de cautela, su cabeza ya planeaba diversas maneras de hallar a los constructores y de infiltrarse en la sociedad secreta.
Tomó su abrigo para salir del bar, pero Alicia lo retuvo un momento:
-Lo que te dije es cierto, ¿no crees en el amor?
-En el amor, sí, pero no en el romántico ni en el platónico...no tiene importancia...
-¿Ni en el amor sin explicaciones? Lo que yo quiero es darte un beso, acostarme contigo y chuparte el... corazón.
-Alicia estás loca-la interrumpió Olivia.
-¿Por qué?
-Porque sí.
-No exageres, no voy a comérmelo, o igual y sí, pero no le haría algo malo y sé que él a mí tampoco. Eso es lo que trato de hacerle entender, que lo quiero y se lo puedo probar.
-¿Acaso hicieron una apuesta? Cualquier otro ya las hubiera mandado a la mierda- intervino Hugo, mientras caminaba hacia la salida.
-Pero tú no, porque en el fondo sabes que lo que te digo es verdad. ¿Sabes lo que es el amor?- dijo Alicia.
-Creo que sí, lo he sentido muchas veces.
-¿Y te puedo hacer una pregunta más íntima?
-No, gracias, yo pensé que los punks no creían en el amor o ¿es que no eres una punk de verdad?
-¿Te gustaría que nos acostáramos los tres juntos? Olivia es ardiente y muy buena en lo que hace.
-Creo que debería irme- respondió Hugo, sin detener sus pasos.
Alicia lo agarró del brazo y lo obligó a mirarla -yo quiero lo contrario, que me digas que sí, que me beses y me abraces como un oso. Pero con esto no vamos a ninguna parte. ¿Quieres que mejor platiquemos los tres como amigos?, vamos, no te puedes negar a quedarte otro rato.
-¿Y para qué lo harías tú?- preguntó Hugo, cada vez más intrigado.
-Yo lo haría para conocernos y disfrutar de la vida, para ganar un poco de tiempo, porque, no te miento, te quiero y te quiero coger. Pero eso puede esperar.
Hugo se quedó callado un momento.
-Está bien, pero quiero que me prometas que si en una hora me despido no vas a insistir en que me quede más tiempo.
-Sería muy sencillo prometer eso o muchas otras cosas, pero no voy a dejarte ir tan fácil. ¿Sería amor si te prometiera eso? Aparte, tú mismo dijiste que querías conocer punks, ¿apoco no es la oportunidad perfecta para hacerlo?
-Bueno,volvamos a la mesa pero hablemos de otra cosa- cedió finalmente Hugo.
Ella vio con claridad lo que le pasaba a Lima al fijarse en el color intenso de sus ojos verdes, es un hombre que ha levantado un muro de desconfianza, aunque él presiente que por el corazón podría abrirse una grieta, dejando escapar al petirrojo que muere por ir a beber del agua que Alicia guarda en un tarro para fabricar el elixir con el que se descifran todos los misterios.
-La única manera de saber dónde está tu hermano es entrando a esa casa y buscar cualquier pista. Tal vez, si no encontramos nada, necesitemos la ayuda de un amigo que es policía para presionar a los trabajadores, quizá ellos sepan algo.
Alicia se sorprendió al ver que Lima estaba dispuesto a llevar a cabo dicha empresa, pero se alegró todavía más al vislumbrar que estaba más cerca de encontrar a su hermano.
-Podemos ir a la casa de Aurelio, pero ¿qué vamos a hacer cuando lleguemos?
-Entrar- responde firmemente Hugo.
-Down the rabbit hole, baby -dice Olivia.
La ciudad se ha vuelto a convertir en un cementerio, pero Alicia y Hugo notan que algo comienza a arder en su interior mientras caminan por el camellón del Nogal, e intentan no ponerle nombre a esa nueva forma de mirarse.
Continuará