¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que hace que las niñas desde pequeñas usen rosa y los niños usen azul? Hay mucho más en los roles de género que el tema de un color, básicamente te asignan una forma de comportarte, de enseñarte lo que debes de usar y hasta lo que debes de hacer por el simple hecho de ser hombre o mujer. Todo esto son imposiciones sociales que dictan el comportamiento de las personas dentro de la sociedad.

Si nos ponemos a analizar un poco más, incluso las profesiones tenían un género asignado. Pensemos en que hace años las mujeres no podíamos ocupar espacios importantes, no porque no tuvieran la capacidad, sino porque ya había algo que “debíamos de hacer”, no podíamos alzar la voz ni tomar participación política; la maternidad era una obligación exclusiva de nosotras. Los hombres ni de chiste podrían hacer alguna tarea doméstica porque eso afectaba directamente su “hombría”.

El cambio estructural que ha sufrido la sociedad no solo ha cambiado la forma en la que concebimos los roles de género, sino que nos ha hecho cuestionarnos si todo se puede limitar a un sistema binario (hombres o mujeres) para definirse.

¿Qué pasaría si tan solo usara cualquier prenda sin necesidad de definir que es exclusivamente para hombres o para mujeres?

Las nuevas generaciones cada vez cuestionamos más y más por qué un olor, un color, un juguete, una profesión, solo es para grupos limitados de personas. Vamos avanzando hacia un futuro donde las oportunidades de ser uno no estén limitadas con expectativas de un comportamiento determinado ni impuesto. Conforme avanza el tiempo las mujeres y las personas de la comunidad LGBTIQ+ están ocupando cada vez más espacios que antes estaban solamente limitados para hombres.

Cada vez se rompen más y más estos estereotipos. Vamos caminando hacia una sociedad más libre donde los roles de género solo sean una fantasía que existió y que dejamos atrás.