El 17 de diciembre de 1999 la Asamblea General de la ONU fijo el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud. Esta fecha es para visibilizar la situación de este sector, así como resaltar y dar a conocer los trabajos que realiza un segmento de la población que utiliza las nuevas tecnologías de información y comunicación y tiene conocimientos, habilidades y competencias que permiten la construcción de redes que potencializan su papel como agente social.
Los jóvenes se convierten en actores sociales y políticos cada vez más partícipes de los derechos y obligaciones cívicas ejerciendo su ciudadanía. Si bien (muchos de ellos) no son titulares de la situación jurídica que les brinda plenos derechos políticos, son miembros de una comunidad y participan en el desarrollo de su existencia.
La juventud ejerce su ciudadanía, entendida esta como un conjunto de derechos públicos, con acciones concretas y encaminadas a la construcción de un objetivo común, cuyo fin es influir en la toma de las decisiones que dan forma y rumbo a la comunidad a la que pertenece.
Una de las maneras en que se ejercen estos derechos públicos es a través de la participación, un término que es utilizado para explicar la incidencia de individuos y grupos sociales en las diferentes etapas en las que se resuelven los asuntos de interés público. Es decir, en la consulta, discusiones, planteamiento de propuestas y, en algunos casos, en la gestión de recursos.
La participación juvenil no se limita a los espacios institucionales ni se refiere solamente a la esfera de la política: hay muchas y diversas formas de participar.