En relación a su obra, Alejandro Santiago señala que el fenómeno migratorio como consecuencia de la globalización económica y de las políticas neoliberales, es uno de los temas más candentes y preocupantes de la actualidad mundial.
En este contexto, explicó que Talismanes contra el Desarraigo es una narración en donde se describe que ”a pesar de todas las vicisitudes y peligros, año con año aumenta el número de personas que deciden dejar su terruño para lanzarse a la desesperada búsqueda de mejores oportunidades de trabajo en el país vecino. Realidad siniestra, que por una parte afecta a miles de familias marginadas que se quedan temporal o definitivamente sin sus hombres, mientras que por la otra, paradójicamente constituye la principal fuente de captación de divisas de nuestro país”.
Alejandro Santiago es un destacado artista oaxaqueño que ha vivido en carne propia la paulatina desaparición de la población, principalmente masculina, en su lugar de origen, Teococuilco, en la Sierra Norte. Partió de niño con su familia a la ciudad de Oaxaca, donde se formó como artista plástico. Años más tarde viajó a Europa y se instaló un tiempo en París, donde la nostalgia por sus orígenes se vio reflejada en su pintura, preñada de referencias a la cultura oaxaqueña. De vuelta en su tierra, el impacto de encontrar su pueblo natal prácticamente "vacío" debido al gran número de paisanos que se habían ido al otro lado, lo sacudió a tal grado que decidió adentrarse en la problemática de la migración y elevar su muy personal protesta en un canto solidario a través de su trabajo plástico.
En 1972, el artista ingresó a la Escuela de Iniciación Artística, se convirtió en pintor en el taller “Rufino Tamayo” y comenzó una vida errante por México. Pasó después temporadas en Estados Unidos y Francia, con variable suerte. Su pintura, pese a todo, se fortaleció y actualmente su obra goza desde hace años de reconocimiento y se exhibe en museos mexicanos, estadounidenses y europeos.
Alejandro Santiago logró distinguirse en el mercado artístico. A una edad relativamente temprana consiguió la fama y la fortuna que a otros les lleva toda una vida. Pudo conocer el extranjero desde la perspectiva del hombre de éxito, y su pintura se enriqueció con experiencias universales.
El pintor rompió con la iconografía usual de Oaxaca, sin olvidar su procedencia. Sus personajes desencarnados podrían deambular por el metro de Nueva York o de París, por los parques tenebrosos de La Habana o de Sarajevo, por las calles desastradas de Tijuana o Bangkok.
La base dibujística parece fundamental en la pintura de Alejandro Santiago, con sus personajes que aparecen expuestos hasta las entrañas, sobre fondos de colores muy oscuros en que los trazos semejan relámpagos de vitalidad sobre un incendio que se apresura a convertirse en pavesas.
El artista ha confirmado su propósito de completar las esculturas de los 2 mil 501 migrantes de su pueblo natal, como un conjuro para que su pueblo resurja. En este empeño necesita todo el apoyo de quienes simpaticen con tal sueño, insensato, arriesgado, entrañable como los seres humanos que dejan casa y familia para tratar de mejorar la existencia colectiva con duras faenas en tierras sin merced.
El proyecto artístico de Alejandro Santiago se ha convertido en un proyecto de vida y revoluciona la manera de entender el arte en Oaxaca. Ya no es el privilegio de la pintura ni el mero afán estético los que rigen la creación. En cada pieza escultórica que sale de su horno en Teococuilco, el artista propone un modo de integrar el arte con la vida cotidiana que tiene nombre, apellido y rostro distintivos, con un profundo sentido de solidaridad humana. Talismanes contra el Desarraigo, las esculturas que surgen del barro acaso representen la oportunidad para que la comunidad de Teococuilco no pierda su nexo con la sierra oaxaqueña, que ha nutrido a sus hijos durante siglos.