“Ahorita tengo como 25 minutos esperando, pero cuando empezó la pandemia salíamos cada hora y media; fue muy difícil porque a veces con mucho esfuerzo juntábamos el dinero para la gasolina y no salía ni para el patrón”, afirma Raymundo, quien trabaja como chofer de taxi desde hace cuatro años.
En lo que espera a la clientela en los andenes del mercado Adolfo López Mateos platica que su situación económica se vio gravemente afectada por la pandemia de covid-19, pero aún así pensó en dejar el volante, pues difícilmente podría encontrar otro trabajo.
Dijo que en ocasiones solo reunía el dinero para comprar el combustible y, cuando tenía suerte, se llevaba unos 100 pesos, que le alcanzaban al menos para comprar lo básico para su alimentación.
A decir de Raymundo, el taxi ya no es negocio, pues hay días en los que con mucho esfuerzo logra juntar apenas el dinero para entregar la cuenta a su patrón, 250 pesos diarios.
Por eso, para tener un ingreso extra de vez en cuando realiza trabajos de albañilería y de impermeabilización.
Aunque admite que tiene miedo de contagiarse con el virus del covid-19 dice que no puede dejar de trabajar, porque necesita el dinero para solventar los gastos de su casa.
“Gracias a Dios no me he contagiado y tampoco en mi familia, pero sí se siente el miedo, porque andamos en la calle y convivimos con muchas personas”, puntualizó.
El trabajador del volante señaló que actualmente ha visto una mejoría en sus ingresos, pero no obtiene la misma cantidad de dinero que juntaba en los años sin pandemia.