Muere Pablo Milanes y muere una parte de mí y de muchas y muchos que crecimos coreando sus canciones.
Los artistas que nos dan vida en un mundo falto de arte, un mundo donde hablar de amor ya no está de moda, no deberían morir, no ahora cuando hablar de revolución y amor es una pena.
Pablo Milanés se lleva mis “Días de gloria”, desde niña aprendí que “La vida no vale nada” y menos ahora que se amerita corear a todo pulmón sus canciones “Para vivir” y morir un poco, porque muere Pablito y morimos un poco también nosotros.
“Yo pisaré las calles nuevamente”, lo digo con un nudo en la garganta, porque esas calles que fueron nuestras te echarán de menos, aunque ya formas parte de las calles y las plazoletas de todo el mundo donde aún retumban esas voces adolescentes, rebeldes, aguerridas, cantando “Es rubia el cabello suelto, da más luz al ojo moro”…
O cuando cantábamos “A Salvador Allende en su combate por la vida” y nos dolía cantarlo, un rictus de tristeza profunda nos inundaba, pero era nuestro modo de ser revolución también, porque hubo un tiempo que hablar de revolución era urgente, también la revolución se cantaba, se soñaba, se dolía.
Muere Pablo Milanés y mueren esos viejos amigos de pelo largo, esas amigas libertarias y llenas de amor, muere mi primer acercamiento a su “Apocalipsis” y al amor.
Y a mí, ¿qué me importa si Pablo ya no comulgaba con el gobierno cubano? Si Pablito me dio la felicidad y la lucidez que ningún gobierno y dios me dieron.
Cuando mi madre murió, Pablo Milanés me dio las palabras para referirme a mi madre sin llorar, porque era el canto y el dolor de muchas madres al cantar:
“Te enterraron comentando tu gran felicidad,
esa felicidad, medida en tu ver, en tu andar:
Cerca de tu árbol florido, bajo tu nube he de andar”. (Campesina)
¿Cómo no escuchar a un hombre que se solidarizó con Ángela Davis, de un modo poético y magistral?
“Tú conoces la historia y mucho más,
y esto no te lo pueden perdonar.
Es posible que se manchen más,
no les importa tu verdad
ante el riesgo de oír tu voz en libertad”. (Canción para Ángela Davis)
Pablo vino a hablarnos de libertad y fuerza, puso en nuestras bocas la palabra libertad, pero no esa libertad de afuera, Pablo hablaba de esa expansión como una bomba en nuestros cerebros verdes, y lo hizo cantando, con un vibrato hermoso, donde se asomaba ligeramente ese feeling cubano de los años 40 mezclado con ese Canto nuevo.
“Pobre del cantor de nuestros días” nunca fue más certera, hoy en día:
“Pobre del cantor que nunca sepa
que fuimos la semilla y hoy somos esta vida”.
Pobre del cantor de nuestros días, nuestros jóvenes de hoy son víctimas de una decadencia musical, ausente de todo sentido.
Decía Hermann Hesse que la música es el reflejo del estado espiritual de la sociedad, y partiendo de esta premisa concluyo que nos estamos quedando huérfanos.
La muerte de Pablo Milanés me revive del letargo de esta decadencia cultural. Es una pena que en la música de hoy en día la inteligencia, la belleza interior y los valores que integran a la mujer sean algo que se desecha porque el cuerpo es lo más importante.
No hay arte, no hay artista, hay una pena por lo sublime, “Pobre del cantor de nuestros días…”
22 de noviembre de 2022: muere Pablo Milanés en Madrid, tenía 79 años, celebramos tu vida y tu entrega, gracias por mostrarnos el camino.
Dallas, Texas.
A 22 del mes de noviembre,
del año 2022.