Año nuevo, vida nueva. Sin duda un delimitador de tiempo como el calendario gregoriano no es necesariamente un parteaguas para definir, redefinir, iniciar o declinar un rumbo. Las personas jóvenes vemos todo un libro nuevo de hojas en blanco por ser escritas para este año 2023 ¿Qué será de nosotros y de nuestro futuro? El pasado suele ser deprimente y el futuro genera estrés, el primero porque ya no puede cambiarse para alterar el presente y el segundo porque todo recae en incertidumbre, en situaciones o cosas que están fuera de nuestras manos. En edad joven, muchos son los posibles caminos de vida que podrán dirigirnos a algún sitio esperanzadoramente mejor que el del aquí y ahora; algunos optan por iniciar una carrera universitaria, terminar la preparatoria trunca, continuar apoyando en el negocio familiar, comenzar un emprendimiento innovador, conocer un lugar nuevo, mudarse, casarse, formar una nueva familia, superarse en el ámbito profesional o laboral, continuar estudiando, adoptar una mascota, cambiarse de trabajo, iniciar un noviazgo, divorciarse, aprender un idioma nuevo, practicar un deporte nuevo, acercarse a la espiritualidad, conectar con la naturaleza, deconstruirse, etc…

Sin importar, la luz y el entusiasmo de la vida joven florece en su potencial de creer y crear, de ser y de hacer. No siempre el camino está lleno de rosas, pero a veces hay lindas sorpresas, lo importante es despejar las nubes grises de nuestros propios malos pensamientos, no tener miedo del presente ni a lo desconocido.

Es importante seguir y escuchar al instinto del corazón y trabajar para alcanzar cualquier cosa que uno se proponga, porque como bien posteó alguna vez el Sr. Salinas Pliego “Hasta la buena suerte se trabaja”. Sin miedo y con propósito, que la vida es una aventura con un tiempo indeterminado.