En materia de empleo, nuestro estado se va recuperando de la crisis económica que desató la pandemia, la cual, según la Secretaría de Desarrollo Económico estatal, ocasionó la pérdida de 11 mil 700 empleos. Sin embargo, en 2022, prevalecieron las condiciones de subempleo e informalidad laboral para muchos morelenses.
La Población Económicamente Activa (PEA) en el estado, que son las personas que pueden y quieren trabajar, representa el 55% del total de la población de 15 años o más. Recordemos que 15 años es la edad mínima legal para trabajar. Al resto, 45% de la población, no le interesa, no puede o no está buscando trabajo.
Es alentador que el 97.6% de las personas que quieren trabajar lo están haciendo, aunque un 7% de ellas no recibe ingresos y el 67% no tiene ingresos especificados, en gran parte porque labora en la informalidad. También preocupa el hecho de que el 37% de los morelenses ganen dos salarios mínimos o menos, lo cual resulta insuficiente para vivir dignamente y se clasifica como pobreza extrema.
La informalidad laboral afecta al 56% del personal ocupado. Son personas sin salario fijo, contrato ni prestaciones; que no tienen acceso a los sistemas de salud o seguridad social oficiales, ni son sujetos de crédito ni tampoco podrán jubilarse, aunque hoy cuentan con más opciones que en el pasado, como las Afores, Seguro Popular o IMSS Bienestar.
Si entendemos por subempleo aquel trabajo que no nos satisface por diferentes motivos (salario insuficiente, poco tiempo remunerado o por realizar una labor distinta a nuestras capacidades) el porcentaje de subempleados en Morelos puede incluir el 37%, que gana dos salarios mínimos o menos, 7%, que no obtienen ingresos, y una buena parte de los informales.
Así, el verdadero problema en Morelos no es la falta de empleo, que, según Inegi, afecta solo al 2.4% de la PEA (menor a la tasa nacional, que fue del tres por ciento) sino la mala calidad de muchos empleos, que son informales e insuficientemente pagados.
Aunque el gobierno avanza en el tema al revalorar el salario mínimo y regular el outsourcing, el verdadero reto es generar condiciones para que las empresas oferten buenos empleos, remunerativos y estimulantes. Otro reto es mejorar la educación para contar con personal más preparado, con alta calidad profesional y humana.