Desde hace cinco meses, Gilberto Ríos Martínez -quien se dedica a la instalación de puertas automáticas- empezó a trabajar como chofer de taxi para obtener un ingreso extra.

Dice que trabaja ese trabajo adicional le permite trasladar algunos de los equipos que utiliza para la colocación de sus puertas y con eso se ahorra el flete.

“En el taxi puedo mover los equipos que voy a instalar, como cajas pequeñas, además, es una segunda fuente de ingresos. Afortunadamente, siempre sale para los gastos y para mí”.

De su actividad en el taxi contó que se ha encontrado con todo tipo de personas, desde los que son amables y le dejan una propina, los que le insultan y hasta quienes se van sin pagar.

Por ejemplo, recordó que hace dos meses realizó un servicio de la colonia Universo al Centro de Cuernavaca por el cual tenía que cobrar cien pesos, pero su clienta bajó del vehículo con la promesa de que regresaría a pagar, pero no fue así.

Aunque el trabajador del volante se percató de que la mujer abordó un automóvil particular no dijo nada y tampoco la siguió.

“En el taxi me he encontrado con todo tipo de personas. Algunos son amables, otros son groseros; hay de todo, no sé si vengan de malas o tengan problemas y se desquitan con uno y a veces hasta insultos nos llevamos. Lo más feo es que te recuerdan a la mamá nomás porque vienen de malas”.