Se intensificaron los bloqueos en Cuernavaca, ocasionados por la falta de pago por parte del Sistema de Agua Potable de Cuernavaca (SAPAC) hacia la Comisión Federal de Electricidad, por el consumo eléctrico en sus bombas e instalaciones.

A la falta de pago por el consumo eléctrico se sumó el robo de energía (debido a la reconexión ilícita de las bombas) de tal forma que la deuda ha ido creciendo.

Este hecho, que ha perjudicado a toda la ciudadanía (indebidamente) con el caos vehicular y pérdidas millonarias para empresas e incluso para los ciudadanos, pone de relieve el incumplimiento de los funcionarios públicos tanto para dotar del servicio de agua (el que, además, se paga) y su incapacidad de poner orden en la vialidad, evitando abusos de quienes recurren a la acción del bloqueo.

Es un círculo vicioso: cada administración municipal que inicia, culpa al trienio anterior de esta problemática, pero a su vez deja de pagar a CFE, por lo que la deuda crece más. La organización Morelos Rinde Cuentas reveló que este adeudo es de 288 millones de pesos, y que el SAPAC, además, tiene otras deudas, incluso mayores.

Sin embargo, los últimos bloqueos no se deben a esa deuda “histórica”, sino al incumplimiento de las facturaciones recientes. Esto revela una insostenibilidad financiera del SAPAC, difícil de entender para quiénes pagamos el servicio. El usuario cumplido a veces carece de agua e incluso llega a pagar pipas para tenerla.

Es momento de una solución de fondo: recuperar la viabilidad financiera del organismo, reduciendo y sancionando la morosidad de quiénes no pagan el servicio, así como revisando deudas, costos y equipos con lo que se opera. Pero también es necesario que nuestras leyes se apliquen: que los funcionarios cumplan con los encargos que se les asignan y, además, que velen por los derechos de las personas que somos afectados por esos bloqueos indiscriminados.