Y este sexenio ha sido el mas oprobioso en el tema, ya que desde años anteriores como lo fue previo y durante 2006 y desde 2017 a la fecha, el grupo opositor unidos en desgracia, han desatado una enorme campaña de mentiras, difamaciones, noticias falsas, videos, presiones sobre los órganos electorales, el poder judicial, los dizque órganos autónomos creados en el neoliberalismo para acompañar el saqueo de los recursos y bienes públicos y previo a la elección del 2024 vemos un tétrico panorama de lo que nos espera, ya que se resisten a morir por la buena sabiendo que no cuentan con el apoyo popular y están en seria desventaja, con candidatos que lo único que hacen es lanzar veneno en lugar de ser propositivos y convencer a los electores de que son capaces de continuar y mejorar los programas sociales, impulsar el rescate y autosuficiencia en materia alimentaria y energética y mejorar la seguridad pública y la procuración e impartición de justicia. Lo aberrante es que han sido los promotores de la división y lucha de clases y esconden la mano después de lanzada la piedra, proyectándose y acusando al contrario de hacerlo.

Los mexicanos no nos merecemos esto y ya estamos cansados de luchas intestinas y divisiones que lo único que provocan es un apetito de potencias extranjeras que por fortuna en estos momentos se encuentran ocupadas en una guerra que ya trae consecuencias económicas, cambios geopolíticos y fuertes migraciones a occidente que las trae de cabeza. Por ello no debemos dejar escapar la oportunidad de consolidar lo hasta ahora avanzado y dotar de mayoría en las cámaras al partido en el poder y llevar a cabo las reformas tan ansiadas de años en el sistema electoral, el poder judicial y acabar con los privilegios y duplicidad de los organismos y comisiones autónomas que sirven para dos cosas. Los mexicanos queremos ver en los tres poderes, así como en los tres niveles de gobierno actores decididos y dedicados a su bienestar, y me refiero a todos los niveles económicos, ya que también los grandes empresarios merecen contar con un clima político estable y poder adquisitivo suficiente de la población para garantizar un adecuado retorno de su inversión y evitar sobresaltos económicos que pongan en riesgo el capital invertido. ¿Es mucho pedir? Cuando no se tiene vocación y voluntad política y solo se quieren servir del poder, la respuesta es si.