De acuerdo al último informe del Coneval, la pobreza en México disminuyó de 43.2% a 36.3%, en lo que va de este sexenio, lo cual debe alegrarnos. Sin embargo, la pobreza extrema apenas disminuyó 1%, sumándose 400 mil personas más a esta triste condición.
Esta reducción de la pobreza en México no se debe al crecimiento económico, que ha sido mínimo en estos cuatro años. Sus factores relevantes son los programas sociales de este gobierno, y también las mayores remesas que envían los mexicanos del exterior, mecanismos que pueden reducirse en el futuro.
En el caso de Morelos, la pobreza también disminuyó en dicho periodo. Coneval define la pobreza como “la carencia de alguno de los indicadores de derechos sociales y, además, la insuficiencia de ingresos para obtener los bienes y servicios considerados en las canastas alimentaria y no alimentaria.”
En Morelos la pobreza se redujo de 49.5% a 41.1%, pero comparándonos con el índice nacional (36.3%), tenemos proporcionalmente más pobres que en todo el país. En Baja California Sur solo tienen un 13.3% de pobreza, y en Chiapas, el peor resultado, es de 67.4%.
Por su parte, la pobreza extrema se refiere a personas con tres o más carencias sociales y cuyo ingreso total no les permite adquirir los alimentos necesarios. En Morelos, esta disminuyó levemente: de 5.9% a 5.8%, indicador mejor que el nacional, pero el número de pobres también se elevó.
La disminución de la pobreza es positiva, pero sería más duradera si se sustentara en una mayor dinámica económica, con empresas competitivas y mejores empleos, un sistema educativo de calidad y mayor tecnología. Así, los apoyos estatales y las remesas solo serían un complemento para lograr este objetivo.