Teodora tiene cuatro hijas.
"La necesidad es muy grande. Yo tuve que trabajar de checadora porque me daba tiempo para ver a mis hijas; tengo cuatro. Soy madre soltera y no me quedó de otra más que dedicarme a este oficio, que aprendí hace más de 20 años", relató Teodora Osorio Flores.
Teodora se encarga de registrar el tiempo de diferencia que llevan los operadores de diferentes organizaciones del transporte público que circulan por avenida Emiliano Zapata, en la zona norte de Cuernavaca.
Reconoce que es una labor difícil, pues tiene que soportar las inclemencias del tiempo, pero dice que se mantiene al pie del cañón porque tiene una hija de 13 años que depende de ella.
"Antes me dedicaba al hogar y cuando el papá de mis hijas se fue tuve que empezar a trabajar para darles de comer; fue una situación difícil, pero gracias a Dios mis abuelos estaban conmigo para ayudarme a cuidarlas".
Aunque tres de sus hijas ya son independientes; la mayor es paramédico y otras dos tienen una carrera técnica en agropecuario, dijo que no ha pensado dejar este oficio, ya que tiene una de trece años que estudia en la secundaria.
"Me siento orgullosa como mujer y como madre, porque muchos abandonan a sus hijos a su suerte y yo no lo hice; yo estoy al pie del cañón con la frente en alto y puedo decir que estoy agradecida con Dios y con la familia que me dio".
Teodora cuenta que son pocos los operadores que le dan una propina. Por eso, desde hace nueve años trabaja en banquetes, donde se encarga de preparar alimentos, para obtener un ingreso extra.
Aunque no tuvo la oportunidad de continuar con sus estudios, comentó que ha pensado estudiar la licenciatura en derecho porque ha visto casos de injusticia. Por ejemplo, cuando denunció al papá de sus hijas por pensión alimenticia, ésta no progresó. Él sólo pagó dos meses de pensión y después se desentendió y se fue a vivir a otro estado.