En el informe “Medición de la pobreza 2022” que presentó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL), se dio a conocer que los indicadores de pobreza nacionales disminuyeron significativamente en términos porcentuales, lo cual, sin duda, es un dato alentador. Sin embargo, la pobreza extrema en el país no disminuyó en términos cuantitativos, sino que aumentó en 400 mil personas.
A nivel de nuestro estado de Morelos, es sorprendente que, superando los resultados nacionales, la pobreza disminuyó tanto porcentualmente como cuantitativamente. La pobreza, tanto moderada como extrema, disminuyó en relación a 2018. La pobreza extrema, que disminuyó en menor medida, se refiere a aquellas personas que no tienen lo suficiente, ni siquiera, para adquirir una canasta alimentaria básica.
Sin embargo, es alarmante que, al mismo tiempo que la pobreza disminuyó en Morelos, la carencia de servicios básicos se incrementó significativamente. Por ejemplo, la población vulnerable por carencias sociales aumentó en 13%, mientras que la población con al menos tres carencias sociales se incrementó en más del 20%.
A este respecto, Coneval señala que la mayor carencia social es la salud, ya que la cantidad de personas pobres sin acceso a servicios de salud se triplicó en cuatro años (De 330 mil a 933 mil habitantes). En cuanto a las carencias promedio por persona, se detectó también que la carencia de servicios básicos y de espacios en la vivienda, la seguridad social y la alimentación, aumentaron sensiblemente.
De acuerdo a estos resultados, falta mucho por hacer en este sentido. La pobreza no solo se arregla con becas, pensiones y apoyos monetarios, sino también con mayor cobertura y mejor calidad de los servicios públicos que recibe la población. Impulsar un nuevo modelo económico que permita a las empresas crecer y ofrecer mejores salarios y prestaciones a sus trabajadores; ampliar la recaudación fiscal; redirigir el gasto público económica y socialmente, así como mejorar la educación, son los retos a asumir.