La arquitectura es el arte y la técnica de proyectar, diseñar y construir edificios y espacios para el uso humano, aunque muchas veces se le puede considerar arquitectura a espacios que carecen de uso específico, como espacios de transición, o hasta un mueble podría encontrar su diseño en la arquitectura. Sin embargo, la arquitectura es solo una pieza de una gran composición espacial llamada ciudad.
La ciudad tiene sus inicios desde hace miles de años. Antes que cualquier ciudad, se fundó Uruk, en el año 3500 a.C., al sur de lo que hoy sería Irak. En ella surgieron la primera planificación territorial, la primera escritura y la primera arquitectura monumental.
Para que un área territorial sea considerada ciudad, se debe entender como un área física con asentamientos humanos que cuenta y comparte infraestructura básica como vial, agua potable, drenaje, alumbrado y servicios públicos. También se puede definir una ciudad por el número de pobladores, aunque el número puede variar de un lugar a otro.
Algo bastante interesante en la rama del urbanismo es precisamente la forma que la define y que provee de identidad a una ciudad, es decir, la traza urbana. Existen diferentes trazas, por ejemplo, la que conocemos como traza de plato roto o irregular, traza lineal, traza radial o, la más famosa, traza reticular, que es de la que describiremos a continuación.
En la antigua Grecia vivía un arquitecto a quien hoy se le atribuye ser el primer urbanista de la historia, aunque muchos estudios dicen lo contrario, pero eso es tema para otro artículo. El arquitecto era llamado Hipodamo de Mileto. Fue arquitecto y planificador urbanístico, pero también se le atribuyen estudios en matemáticas, meteorología y filosofía. Se le considera como “el padre” del planeamiento urbanístico.
Sus primeros conceptos de planeación urbana se centraron en zonificar la ciudad a partir de una traza reticular u ortogonal, como también se le conoce, y que dio nombre al “plan hipodámico”. Esta traza se basa en líneas rectas entrecruzadas que forman cuadrados y rectángulos y que son fáciles de distribuir en casi cualquier topografía. Este diseño permite definir con mucha precisión la parcela a la que posteriormente se le da una tipología y uso específico dentro de la ciudad. Hipodamo de Mileto fue así que planeó la primera estructura urbana de la historia privilegiando su funcionalidad. Sus principales aportes a la materia fueron el plan urbano de El Pireo, en el puerto de Atenas, Grecia. En 408 a.C., Hipodamo supervisó la construcción de la nueva ciudad de Rodas. Aristóteles lo describió como un visionario original y como alguien que deseaba ser un erudito en todas las ciencias de la naturaleza. Hipodamo no solo fue un arquitecto, fue un verdadero teórico del hábitat urbano.