La combi de la Ruta 18 que maneja Cristal Flores está tapizada en color rosa, pues señala que en algunas ocasiones cuando los usuarios bajaban de la unidad le decían: “Gracias, señor”.
“Creo que soy la única mujer en el transporte colectivo. No he visto a otras mujeres y yo sigo aquí porque me apasiona el volante. Me gusta mucho este trabajo y también decidí ponerle todo rosa porque a veces la gente me dice: ‘Gracias, señor’, aunque entiendo que no lo dicen por mala onda, sino porque no me ven”, explicó.
Cristal es originaria de Acapulco, Guerrero, pero ante la situación de violencia que se vive en la zona costera decidió emigrar a Morelos y buscó trabajo en el transporte porque asegura que el volante es su pasión, un oficio que aprendió de su padre.
Aunque tiene estudios de auxiliar en enfermería, afirma que prefiere el volante en lugar de un trabajo en los hospitales.
Al igual que sus colegas, Cristal reconoce que ser chofer del transporte público es una labor cansada y a veces estresante, principalmente cuando hay bloqueos en las avenidas principales, tal como este viernes, que se vio obligada a suspender su recorrido alrededor de las 10:30 horas porque se encontró con un camión que cerraba el paso vehicular en la avenida Morelos.
Ante esa situación, Cristal regresó el dinero a los pasajeros que llevaba y por indicaciones de su patrón se regresó a la base de la organización, en la zona norte de Cuernavaca.