De acuerdo al Happy City Index, proyecto del Institute of Quality of Life de Londres que evalúa anualmente el grado de felicidad en los países y ciudades del mundo, Finlandia es el país más feliz del mundo, con un índice de 7.8, y Afganistán el menos feliz, con puntuación de 1.7. La escala es del 1 al 10, y se construye en base a factores como riqueza en promedio por persona, esperanza de vida, generosidad, apoyo social, libertad y corrupción.
Según este índice, México es el país más feliz de Latinoamérica y se ubica entre los 25 más felices del mundo, según el Índice de Felicidad Global 2024, con un valor medio de valor medio de 6,65 puntos. El análisis destaca que los mexicanos sentimos bienestar y estamos satisfechos con nuestras relaciones personales, aunque, tristemente, también percibimos la amenaza de la inseguridad.
Es de destacarse en el informe 2024, que el 86% de los mexicanos está satisfecho con sus hijos, el 76% con su vida romántica/sexual, el 80% con sus relaciones de amistad, el 84% con su pareja y el 87% está satisfecho con su familia. En todos estos indicadores se supera el promedio. En contraparte, solo el 68% de nosotros está satisfecho con su seguridad personal, indicador menor al promedio.
Por su parte, INEGI también tiene su propia medición, considerando tres dimensiones: 1) balance anímico, 2) nivel de satisfacción con la vida en general y con ámbitos específicos de la misma y 3) nivel de bienestar espiritual (sentido de propósito en la vida). Los resultados son coincidentes: hay felicidad en México. Por ejemplo, el grado de satisfacción de las personas adultas con respecto a su vida fue alta: 8.4, en una escala de 10, en enero de 2023.
La sensación de felicidad nos permite mantener una actitud positiva y estar dispuestos a cumplir nuestras responsabilidades. Implica hacer a un lado la desigualdad social, los problemas de seguridad y el estrés de la vida moderna, para mantenernos enfocados en lo positivo y en la acción. En ese sentido, la felicidad es una decisión.
La felicidad se asocia a la salud y a la prosperidad. La infelicidad, por el contrario, a la enfermedad y a la inmovilidad. Si aceptamos que la felicidad es una actitud consciente y voluntaria, debemos esforzarnos en ser felices. ¡Seamos felices!
