El premio Nobel de física fue otorgado a los científicos John Hopfield y Geoffrey Hinton por sus descubrimientos sobre el aprendizaje automático con redes neuronales artificiales. Es decir, un reconocimiento a los avances en inteligencia artificial o “máquinas que aprenden”.
La inteligencia artificial (IA) ha sido tema inagotable de investigaciones y debates. Esta tecnología, propia de la era del conocimiento o cuarta revolución industrial que vivimos, ha permitido avanzar en distintas ramas, pero también representa riesgos si se usa inadecuadamente.
A finales del siglo XX, la teoría conectivista del aprendizaje, señalaba que era posible aprender en dispositivos no humanos. Que el aprendizaje es posible a través de redes de información y que la capacidad de aprender de cada persona depende de cómo se conecta con otros nodos de la red.
Hoy la tecnología facilita el aprendizaje y la investigación. En consecuencia, la alfabetización digital (manejo adecuado y eficiente de las herramientas digitales y su aplicación para solucionar problemas) es ya una necesidad básica, como en su momento fue saber leer, escribir y hacer cuentas.
Los jóvenes son los más capaces en el uso de la tecnología, pero ese uso no siempre es el más provechoso. INEGI señala que, en México, en 2023, los principales usos de la internet fueron: para comunicarse (93.3%), para acceder a redes sociales (91.5 %) y para entretenimiento (88.1 %). El grupo que más usa la internet (97%) son jóvenes de entre 18 a 24 años de edad. Con la tecnología surge una nueva enfermedad: la nomofobia, que es el miedo irracional a quedarse sin acceso al teléfono móvil. Lo padecen el 47% de los mexicanos.
En el campo de la educación, también son los jóvenes los más adelantados. En un informe de la consultora Gartner presentado por ANUIES (2023), se señala que el 80 % de los alumnos utilizarán la IA en su educación en 2025, y que, en el mismo lapso, solo 50% de los profesores la usarán. Esto exige un esfuerzo enorme en materia de preparación y actualización docente, a todos niveles.
Y surge un nuevo reto: la IA generativa. Las máquinas ya no solo aprenden, también generan. El ChatGPT puede crear textos, videos e imágenes, y cada vez hay más posibilidades. Bien utilizadas, estas herramientas impulsarán el desarrollo integral regional y del mundo.
La preocupación es sobre su posible mal uso y sus consecuencias. Los gobiernos, los maestros y los ciudadanos debemos intervenir y aportar para que estas herramientas se aprovechen, y no generen retrocesos. Ese es el reto.