La psicología, primero, y después la educación, se interesaron en investigar cómo aprenden las personas. La primera teoría del aprendizaje fue el conductismo, la cual buscó modificar el comportamiento de los alumnos mediante estímulos. Con ese fin, los maestros conductistas hicieron uso de la disciplina, la repetición y la memoria. Eran los típicos maestros autoritarios (Y hasta pegalones) que pensaban que “la letra, con sangre entra”.
Luego vino la teoría del procesamiento de la información, que comparó nuestra mente con una computadora. Señaló que, para enseñar, había que captar el interés y usar la percepción del alumno: el conocimiento entra, primeramente, por los sentidos. Distinguió dos memorias, la de corto y la de largo plazo. Dijo que el aprendizaje debe ser significativo para que se quede mucho tiempo en nuestro recuerdo.
Posteriormente, el constructivismo señaló que el aprendizaje era un proceso de autoconstrucción. Mediante prácticas y experiencias pedagógicas, los alumnos vamos construyendo en nuestras mentes, el conocimiento. Los maestros facilitan el proceso planeando y diseñando prácticas que permitan a sus alumnos hacer y, paralelamente, aprender.
La teoría sociocultural, por su parte, nos enseñó que el fin de la educación es que el alumno conozca e interiorice la cultura social. El aprendizaje debe ser colaborativo, ya que no solo aprendemos de nuestros maestros, sino también de otros alumnos más aventajados. Aprendemos gradualmente en la medida en que sabemos resolver problemas cada vez más complicados.
Finalmente aparece el conectivismo, teoría que incorpora las tecnologías y el internet como vías de aprendizaje. Aprendemos en la medida que sabemos “conectarnos” con las redes de información, de acuerdo a nuestros propios intereses y búsquedas, interactuando con otros individuos y “nodos” en esas redes. El conocimiento social crece gracias a esa interacción, fruto de las rutas de aprendizaje, individuales, de cada usuario.
Los maestros debemos conocer y aplicar los elementos que aportan estas teorías, con un sentido humanista, centrándonos en el respeto y desarrollo de la personalidad de los alumnos. Así, la disciplina, la percepción, la memoria, el criterio, las experiencias, el manejo adecuado de las tecnologías de la información, la colaboración y la ética, son elementos esenciales del quehacer educativo actual.