La consumación de la tan difundida amenaza del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de aranceles por 25% a los productos mexicanos y canadienses, es una etapa más de una historia que todavía tiene mucho por contar. El hecho de que el 83.1% de nuestras exportaciones sean con ese país efectivamente es preocupante, pues nos hace vulnerables a una medida de esta magnitud.
El efecto de esta decisión sobre los consumidores mexicanos comunes y corrientes, como usted y como yo, no es inmediato. Lo que sí fue un efecto inmediato fue la depreciación de nuestra moneda en un 1% el día de ayer, lo que no fue tan grave como se hubiera esperado. También cayeron los índices bursátiles, incluido el Dow Jones, de Estados Unidos. Esto último refleja que tampoco los mercados gringos ven con buenos ojos la medida arancelaria de Trump.
En principio, esto afectará significativamente al sector exportador mexicano, a las empresas, a sus directivos y trabajadores, que seguramente verán reducidas sus ventas debido al incremento de precio que implicará la aplicación del arancel. Para un importador de EU, el costo de importar se elevará, por lo que es previsible que los importadores estadounidenses busquen productos sustitutos, en otros países, que no tengan arancel.
Ayer mismo, dos firmas importantes en el plano internacional, TSMC (fabricadora de microchips) y Honda (automóviles) anunciaron que ampliarán sus inversiones en Estados Unidos. Esa es una de las pretensiones del proteccionista Trump: presionar a las empresas para regresar a Estados Unidos, pues solo así evitarán que sus precios se vean afectados por los aranceles autorizados.
Para un empresario que se ha enriquecido mediante el libre comercio que impera en su país y que ha abusado de las leyes para esquivar el pago de impuestos, como es el caso de Donald Trump, no es raro que modifique los marcos normativos para buscar ventajas. La duda es si de verdad esto es bueno para Estados Unidos, cuyas cadenas productivas y consumo están muy vinculadas a México.
Lo que sí es indudable es que la medida tiene un beneficio político para él, pues así demuestra congruencia con la postura beligerante y proteccionista que vendió a su electorado durante su campaña para ganar la presidencia. Rescatar el poderío imperialista de EU, que muchos electores añoran, es justificación suficiente para implementar medidas, económicamente cuestionables, como la que ya se tomó.