Un informe reciente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) revela que las mujeres mexicanas son las que más tiempo destinan al trabajo no remunerado en América Latina. Las mujeres en México dedican, en promedio, 43 horas a la semana a las labores del hogar y de cuidados, una cifra significativamente mayor que la de otros países de la región. Este tiempo equivale prácticamente a una jornada laboral completa, lo que implica una doble jornada para aquellas que también tienen un empleo remunerado.
Por otro lado, las mujeres brasileñas son las que menos tiempo dedican a estas actividades, con solo 22 horas semanales. El informe también destaca que las mujeres de la República Dominicana, Paraguay y Honduras dedican 25, 29 y 29 horas respectivamente a las tareas domésticas y de cuidado no remunerado. Esta disparidad en la distribución del trabajo no remunerado pone en evidencia la profunda brecha de género en la región, donde las mujeres asumen una carga desproporcionada en comparación con los hombres.
En términos generales, los hombres en América Latina dedican un promedio de solo 17 horas semanales a las mismas labores. Esto resalta aún más la desigualdad, ya que mientras las mujeres están encargadas de la mayor parte de los cuidados, los hombres tienen más tiempo disponible para participar en actividades remuneradas, lo que afecta directamente las oportunidades laborales de las mujeres.
El análisis de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) también subraya que este trabajo no remunerado impacta negativamente en la trayectoria profesional de las mujeres, limitando su acceso y permanencia en el mercado laboral. A medida que las mujeres cargan con esta responsabilidad adicional, su participación en el ámbito laboral se ve reducida, afectando sus ingresos y oportunidades de desarrollo.
El trabajo no remunerado en México es un componente clave de la economía, representando un 26.3% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que equivale a unos 8.4 billones de pesos. El 71.5% de esta carga recae sobre las mujeres, lo que representa aproximadamente el 18.8% del PIB. Si este trabajo se remunerara, las mujeres mexicanas recibirían un salario mensual de 7,248 pesos, mientras que los hombres recibirían solo 3,040 pesos.
El valor económico del trabajo doméstico no remunerado ha aumentado en los últimos años, especialmente tras la pandemia de COVID-19. En 2019, el trabajo no remunerado representaba el 21.7% del PIB, pero para 2023 alcanzó un histórico 26.3%, reflejando un aumento significativo en la carga de trabajo doméstico durante este periodo. Este aumento se debe en gran parte a los cambios en las dinámicas laborales y familiares generados por la crisis sanitaria, que afectaron especialmente a las mujeres.
En cuanto a la distribución del trabajo doméstico en el país, los estados con la mayor participación en el trabajo no remunerado son Chiapas, Guerrero y Oaxaca. En estas entidades, la proporción del trabajo doméstico sobre el PIB local es considerablemente alta, lo que refleja una desigualdad aún más pronunciada en estas regiones del país.
Este panorama resalta la necesidad urgente de un cambio estructural en la distribución de las tareas domésticas y de cuidado, así como una mayor equidad en la participación de las mujeres en el mercado laboral. La reducción de la carga del trabajo no remunerado para las mujeres es un paso clave para lograr una verdadera igualdad de género y para garantizar que las mujeres puedan acceder a las mismas oportunidades laborales y profesionales que los hombres.