la izquierda unida en un evento muy civilizado. La idea de que viendo los positivos y negativos de cada candidato, en una encuesta sui generis, podía armar la plataforma para una candidatura que tuviera éxito. Así fue como plantearon la decisión los distintos grupos: PRD, MORENA, DIA, en fin todos los fragmentos que forman la izquierda. Este evento pudo haber sido un acto legitimante si no hubiera sido ya tan anunciado quien sería el ganador. Por un lado Marcelo Ebrard con muchos positivos y con el temor de que no tenía el suficiente apoyo en las distintas facciones en que se ha dividido la izquierda, optó por aceptar que fuera este tipo de encuesta el que decidiera la elección.
Una vez definida la candidatura empezaron a verse los cambios. Ya había un cambio de discurso del López Obrador de hace seis años que decía “al diablo con las instituciones”, de repente cambió a un nuevo modelo de discurso en el que busca una república amorosa, una transición que no es solo drástica sino hasta difícil de creer. La impresión que dio es que buscaba volver unir las partes que él mismo había dividido con sus acciones anteriores. Una de ellas fue el acercamiento con Cuauhtémoc Cárdenas del cual se había distanciado, había un verdadero feudo que se había creado entre ellos, pero de pronto hubo una especie de reconciliación, Cárdenas le levantó la mano a López Obrador y este se expresó bien del ex líder moral del perredismo. Cuando vi las fotografías de Cárdenas levantándole la mano a López Obrador recordé una frase de Winston Churchill “politics make strange bed fellows” (la política hace extraños compañeros de cama).
Sin embargo, a pesar del discurso conciliador se le vio rodeado nuevamente de los mismos compañeros que le habían hecho daño en la elección anterior, como “el señor de las ligas” y otros personajes que tienen el repudio de la ciudadanía. Sin embargo el objetivo de presentarse unidos es también resultado de que han perdido varios estados de la República y esto amenaza el premio mayor, es decir la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, que es la fuente de recursos para todas sus aventuras políticas.
He oído comentarios de que solamente Andrés Manuel López Obrador puede reunir las distintas partes de la izquierda, ya que todos, aunque separados, reconocen su gran fuerza de aglutinación. Muchas veces se puede pensar que fue a propósito el haberlos dividido para ser el personaje que puede volverlos a unir. Decidido a enmendar errores empezó a acercarse a los grupos que había atacado en la elección presidencial pasada, se reunió con empresarios, cambió el tono de su discurso y en cierta forma el discurso beligerante, izquierdista, extremo que tenía se ha convertido en un discurso centrista tratando de atraer a las clases medias que había perdido, especialmente en la Ciudad de México después del plantón de Reforma y también acercándose a los empresarios que dejaron de ser los explotadores y la causa de la desgracia de México, a hacerlos promotores e impulsores del desarrollo. Esto deja a uno pensando sí es suficiente para cambiar la opinión negativa de muchos grupos que especialmente en la Ciudad de México sufrieron los efectos del famoso plantón. Y por otra parte el cansancio de su retórica extrema que tuvo durante mucho tiempo y que ahora cambia por una llamada al amor.
La realidad es que los grupos siguen divididos y esto se verá en la lucha por los puestos de elección popular: senadurías, diputaciones y asambleistas, etc. Ya a la fecha se han confrontado, cada quien quiere colocar a su gente para mantener su cuota de poder. Ningún grupo quiere perder su parcela de poder y tiene compromisos con sus grupos. La pregunta es ¿cederá espacios AMLO para que los grupos le mantengan su apoyo? Esta es la clave para saber si las distintas fracciones mantienen la unidad a su alrededor.
Hasta el momento tiene dos cartas a su favor, estableció puentes con Cárdenas y Ebrard y no se fragmentó la izquierda. La clave está en su nueva retórica, cuando hablaba como el Mesías Tropical y el nuevo tono amoroso que parece más de un predicador que de un político. Ante un grupo de empresarios dijo “no soy el mismo de antes”. ¿Se lo comprará el electorado?