La fiesta de la Primavera, como se recordará, inició la tarde del viernes, con la participación de un grupo de “Concheros” que se apoderó del foro ubicado frente a las escalinatas de la Plaza de Armas, donde danzaron a los cuatro vientos para anunciar la llegada de la Primavera y pedir un buen temporal que beneficie la siembra del campo morelense.
Salgado Castañeda destacó que gracias al apoyo del gobernador Marco Adame Castillo, de prestadores de servicios, empresarios y de los morelenses en su conjunto, se ha logrado posicionar el Festival de la Primavera; fiesta que se mantendrá hasta el 21 de marzo para dar la bienvenida al Equinoccio de Primavera en las zonas arqueológicas de Morelos como Xochicalco, Teopanzolco, Tepoztlán, Chalcatzingo, entre otras.
De acuerdo a los últimos datos proporcionados por Caminos y Puentes Federales (CAPUFE), por la caseta de cobro de Tlalpan se llegó a rebasar los 60 vehículos por minuto que ingresaban al estado, el doble de un fin de semana normal, por lo que el secretario de Turismo extendió la invitación a quedarse a los vecinos de la Ciudad de México y estados vecinos, así como a los mismos morelenses de disfrutar los atractivos que nuestro estado ofrece.
Comentó que tanto balnearios como centros ceremoniales prehispánicos y las rutas de los Conventos y de Zapata están registrando importantes ingresos albergando a turistas nacionales e internacionales; aunque recordó que en Morelos los principales paseantes son las familias del Distrito Federal que tienen su segunda residencia en la entidad.
Hugo Salgado comentó que con fiestas como ésta se demuestra que el estado tienen mucho potencial, pero sobre todo que se preocupa por la seguridad de los visitantes, quienes pueden pasear por las calles en compañía de toda su familia, con la garantía de que los cuerpos de rescate y seguridad cuidad de su camino.
Por último, el secretario de Turismo invitó a la población y a los visitantes a prepararse para acudir a la zona arqueológica de Xochicalco este 21 de marzo a recibir el Equinoccio de Primavera, donde preferentemente por tradición deben acudir vestidos de color blanco, siempre respetando las normas reglamentarias del INAH para no dañar los vestigios que heredaron nuestro antepasados.