En la sala de rectores y ante los integrantes del Consejo General de Representantes, Cortés Montes rindió cuentas del periodo 2008-2009 y destacó que las nuevas relaciones de poder que se justifican en la nueva normatividad universitaria se reflejan en los desencuentros generados al interior de la UAEM, ante el intento de aplicar un modelo educativo desconocido para todos.
En su informe, Cortés Montes destacó los logros de la revisión 2009 y lo más relevante en cuanto al trabajo de representación de los académicos, así como los eventos deportivos y culturales que se organizaron y sobre la situación financiera del sindicato.
En este ámbito se informó que los ingresos por concepto de saldos del 2008, cuotas sindicales, premios anuales y recursos para aniversario fueron de 1 millón 889 mil 119 pesos, mientras que los egresos ascienden a 1 millón 780 mil 328 pesos, los cuales son por varios y diversos conceptos. “Los ingresos del sindicato en el periodo que se informa fueron de 1 millón 889 mil 119 pesos, los egresos de 1 millón 780 mil 328 pesos, y el saldo en caja y bancos es de 108 mil 791 pesos”.
En su mensaje final, Mario Cortés dijo que “las universidades pregonan y exaltan las bondades de la heterogeneidad, la individualización, el liderazgo… y es por ello que entre los universitarios ha penetrado con fuerza un nuevo lenguaje, como herramienta que empieza a moldear el comportamiento de estudiantes, administrativos y docentes. Ante este escenario, el llamado para nuestros compañeros es mantener la unidad y no perder la esencia de nuestros ideales. No hay que olvidar que en periodos de crisis, el sindicalismo tiene el reto de proteger a sus trabajadores de las políticas de ajuste de personal y otros atropellos”. “Esto se logra en primera instancia con el mantenimiento de la bilateralidad en las relaciones laborales y la titularidad de un contrato colectivo y, en un segundo momento, teniendo una gran capacidad de movilización sindical, para hacer respetar los pactos”, dijo el secretario general del SITAUAEM.
Señaló que “los sistemas de evaluación presionan cada vez con mayor fuerza para aumentar la generación de ciertos productos académicos, determinando modalidades, tiempos y mercados, pero no consideran ni reconocen en el docente el elemento principal para la conquista de nuevos estatus institucionales”.