Lo anterior se deriva de los resultados del estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), con sede en Cuernavaca, con el apoyo del Instituto Danone de México, en el que se tomaron en cuenta datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (Ensanut), dirigido a evaluar el consumo de leche, yogur y sus derivados en la población mexicana.
Aunque es de dominio popular que el consumo de lácteos aporta nutrientes, este estudio especifica en promedio cantidades y demuestra que también es importante incluir en la dieta estos productos, tomando en cuenta la cantidad de grasas que aporta en su consumo.
El citado estudio se llevó a cabo por grupos de edad, sexo y nivel de consumo, ya que los resultados se compararon entre consumidores y no consumidores de lácteos.
De acuerdo con los hallazgos del estudio, la ingestión per cápita de lácteos fue de 167.5 kilocalorías (Kcal), mientras que entre los consumidores de lácteos, la ingestión fue de 238.4 Kcal. Quienes consumen lácteos presentaron una ingestión significativamente mayor de energía, grasa total, monoinsaturada y saturada; azúcar, calcio, zinc, vitamina A y vitamina D, en comparación con aquellos que no los consumen.
Entre los consumidores de lácteos, el 35.8 por ciento y el 10.6 por ciento, cumplieron con los requerimientos de calcio y vitamina D, respectivamente, en contraste con los no consumidores, lo cuales, el porcentaje fue del 7.7 por ciento y el 2.6 por ciento.
La leche entera fue el principal lácteo consumido en todos los grupos de edad, siendo preescolares y escolares los mayores consumidores. Este resultado, aunado a la observación de que los consumidores de lácteos tienen una mayor ingesta de grasas saturadas, refleja la necesidad del consumo de leche semidescremada o descremada en lugar de leche entera.
Esta recomendación internacional, está en línea con las prioridades de salud en México, dadas las prevalencias de sobrepeso y obesidad que siguen siendo altas en niñas y niños.
En comparación con la leche, el consumo de yogur es bajo, siendo los preescolares quienes más lo consumen. El 59 por ciento de los consumidores de yogur, cumplieron con los requerimientos de calcio, en comparación con el 24.5 por ciento del cumplimiento entre quienes no lo consumen. Este resultado refleja el papel de este derivado de la leche en la calidad de la dieta de los individuos.
Aunque quienes consumen yogur tuvieron una mayor ingestión de grasas saturadas que quienes no lo hacen, esto se debe a los patrones de consumo en su dieta, ya que la mayoría de los yogures que se encuentran actualmente en el mercado en México, tienen un contenido de grasa total semejante al de las leches semidescremadas.
Pero también se encontró que una proporción significativamente menor de consumidores de yogur, presentó riesgo incrementado de complicaciones metabólicas por el índice cintura-cadera.
La contribución del yogur al consumo total de azúcares añadidos (azúcares que se agregan durante el procesamiento de alimentos), fue alto (28.3 por ciento).
“Es deseable que el contenido de azúcares añadidos sea menor al contenido actual, ya que puede contribuir en la reducción del consumo total de energía”.
Uno de los resultados concluyentes, fue el siguiente: “de acuerdo con estos resultados, la leche, el yogur y los lácteos, representan una fuente importante de energía, calcio y vitamina D para la población mexicana. Sin embargo, debe promoverse el consumo de productos bajos en grasa, a fin de reducir la ingestión de grasa saturada de la población”.