Los defensores públicos de oficio trataron de que el juez no tomara en cuenta la declaración de Diana María “N”, argumentando que es menor de edad, y que según la ley, para rendir su declaración tenía que hacerlo frente a sus padres o tutor, pero ella es huérfana, así que no se cumplían con las formalidades que exige el Código Procesal Penal.
La Fiscalía Contra Homicidios reveló que el doctor en psicología Alejandro Chao y su esposa Sara Rebolledo, fueron asesinados de distintas maneras, pues el primero perdió la vida a través de una herida provocada con un desarmador de 15 centímetros que los responsables le clavaron en el cuello y su esposa por una lesión en el cráneo que le fue provocada con una piedra.
Los primos Juan Carlos y Antonio Soloya Villalba, originarios de Guerrero, se negaron a rendir su declaración frente al juez y su defensa en la audiencia de ayer tampoco aportó ninguna prueba de descargo.
La Fiscalía por su parte presentó un estudio en criminalística de campo que se realizó el pasado 6 de mayo en el domicilio de las víctimas en la calle Tabachín de la colonia Bella Vista, al norte de Cuernavaca, que concluye en que la pareja (él de 76 años y ella de 71) fueron atacados por tres personas que ingresaron al domicilio sin forzar las chapas, pues traían consigo las llaves del portón principal.
Incluso el perito en su informe narra que los responsables buscaron en las ropas de las víctimas cosas de valor y en el caso de Alejandro Chao, éste fue amarrado de sus piernas, tras ser derribado al piso y los hombres continuaron golpeándolo pese a que se encontraba mal herido.
En su relato el fiscal insistió que por datos aportados por la hermana de uno de los dos imputados, éstos sabían que el día de los hechos nadie iba a estar en la casa y que la intención era sólo robar objetos de valor, pues días antes la esposa del investigador, quien era propietaria de un vivero, corrió a Juan Carlos porque lo sorprendió fumando mariguana.
La menor en su declaración asegura que ella les proporcionó las llaves, porque sabía que el velador ese día no se encontraba en el lugar, pero los responsables fueron sorprendidos por la pareja que llegó antes de lo planeado.
En la reconstrucción de los hechos el perito insiste que la primera en ser atacada fue la mujer, pues se percató que la puerta del vivero de su propiedad estaba abierta y ahí fue sorprendida por los asesinos que la golpearon con un palo; la tiraron al piso, y la golpearon con una roca.
Después dos de ellos se dirigieron hacia el lugar donde se encontraba el catedrático, a unos metros del vivero, y le enterraron un desarmador en el cuello (que fue olvidado en la escena del crimen) y le amarran los pies con rafia para seguirlo golpeando también con una piedra.
La menor asegura que no fue obligada a declarar, pues por ser familiar de los detenidos pudo abstenerse, pero ella acepta que tuvo conocimiento que sus familiares irían a la residencia a cometer un robo y que era su deber rendir su testimonio.
“Mi primo Juan Carlos llegó a la casa (en la colonia Tres de Mayo) y me enseñó sus tenis blancos tipo Converse llenos de sangre. Y yo le pregunté qué pasó y me confesó que tuvieron que matarlos porque fueron sorprendidos cuando llevaban a cabo el robo”, dijo la menor en su declaración.
Según la Fiscalía General los tres sujetos huyeron de la escena del crimen porque al intentar ingresar a la casa se activó una alarma, así que optaron por alejarse.
La Fiscalía únicamente presentó como pruebas la necropsia a los dos cuerpos que revela que la pareja fue asesinada alrededor de las 12 de la noche y cuales fueron las causas de la muerte; un estudio pericial de campo, así como la declaración de la menor de edad.
El juez David Ricardo Ponce González desechó los alegatos de la defensa que pidió no tomar en cuenta la declaración de la menor, y dijo que en dado caso si se cumplió o no con la formalidad del procedimiento, es algo que se tiene que solicitar en el desarrollo del juicio oral, y no en la audiencia de vinculación a proceso.
“Está claro que se cometió un homicidio y que hay elementos de presunción, así que los dos detenidos quedarán vinculados a proceso y sujetos a prisión preventiva”, declaró el juez.
Llamó la atención entre el público que los homicidas del doctor y su esposa eran de muy baja estatura (1.50 aproximadamente) y uno de ellos incluso no rebasaba los 50 kilogramos de peso.
La Fiscalía por su parte afirmó que reunirá más evidencias periciales, para reforzar la acusación en contra de estos dos hombres que trabajaron en el vivero de la arquitecta Sara Rebolledo como albañiles.
El tercer sujeto, por ser menor de edad, fue puesto a disposición de un Tribunal de Justicia para Adolescentes.