Hace un añoJesús–Chucho-vendió su carrito con la idea de capitalizarse y ahorrar una lana, pero esto agravó más su situación porque le fue casi imposible acudir a los domicilio a darle servicios sus clientes. Seguirá trabajando en esta zona, a domicilio, y le podrá uno llamar al 777 3 88 31 85 pero ya no lo veremos diariamente en su negocio. En el barrio todos lo conocemos y apreciamos porque pelaba a todos los perros y los atendía muy bien -aprendió el oficio trabajando 3 años en Estados Unidos y 7 años con un veterinario-; además, se sabía las historias de todos estos animales y le pasaban cosas raras con ellos, como la siguiente.
Un perro con mucha suerte
–¿Tú me dejaste a este perro para que yo lo pelara, verdad? –Me dijo Chucho, cuando a eso de las 11 atravesé su negocio que tenían una reja de metal que más que protegerlo de asaltos servía para que los perros no se escaparan del local.
Él me enseño al animal: pequeño, color café y negro, como de 40 centímetros, parado en sus cuatro patas. Recién bañado.
–No es mi perra.
–Entonces es de una de mis clientas, que me dijo que me iba a traer a su mascota…
A las dos de la tarde volví a pasar por su negocio y vi al animal dentro de una jaula.
–¿Es de tu clienta? –Le pregunté
–No sé; no ha venido, pero creo que sí, aunque ella tiene un perro fino y éste es cruza de maltés con Schnauzer–me dijo. Yo continué mi camino.
A las cuatro pasé de nuevo por la peluquería y le pregunté por el perro, que ya no estaba.
–¿Qué crés? ¡El perro no era de Lupe!
–¿Entonces, de quién era?
–Era callejero. Seguramente mientras yo fui a la tienda por un refresco entró al negocio, ya ves que la reja es angosta, y ahí se quedó porque había mucho calor. Cuando regresé, lo vi y pensé que tú me los habías traído y se me hizo fácil darle el servicio aunque se me hizo raro que estuviera tan sucio y ni collar cargara. Pero cuando te pregunté y me dijiste que no, pesé que Lupe me lo había dejado, pero después vino ella y me trajo a su perrito… Bañé y pelé a su perro y cuando vino me preguntó por ese “perrito simpático” y le conté la historia y ¿qué crés? ¡Qué lo adopta y que se lo lleva! No manches. ¿Sabes que en los albergues hay perros que pasan meses y hasta años en encontrar un dueño? Éste lo bañé, lo despulgué, lo pelé y encontró casa ching.. en menos de cinco horas. ¡Qué suerte de ca...!
A la cifra de 18 mil 600 perros callejeros que viven en Cuernavaca y la zona conurbada que da la Dirección de Control de Fauna del Ayuntamiento de Cuernavaca (DCFAC) habrá que descontarle uno.