El papel del traductor es uno de los menos reconocidos en la producción literaria; si bien, el escritor es el creador y hacedor de historias, sin un traductor no es posible que, por ejemplo, un mexicano lea algún texto escrito en lengua alemana, francesa, etc. si carece del dominio de éstas. De ahí nace la importancia de que la figura del traductor sea más valorada en el mundo editorial y el de los lectores. Traducir es fidelidad: el traductor debe ser fiel al escritor cuya obra trasladará a otra lengua. De una adecuada traducción depende que un libro mantenga la fuerza, la estética y el interés de los potenciales lectores a los que va dirigido.
Europa del Este ha sido marcada por episodios que la llevaron a dividir el viejo continente durante el siglo XX en dos bloques: el del Este (socialista) y el occidental (capitalista). La tradición literaria en la Europa Oriental no sólo es una de las más ricas en ese continente, sino en todo el mundo. Posee escritores dotados de una fuerza imaginativa —y realista— que ha resultado en historias incomparables que marcan, invariablemente, la vida de un lector.
Uno de los países poseedor de riqueza cultural y que ha hecho una aportación importante a la literatura es la otrora Checoslovaquia, hoy separada en República Checa y Eslovaquia. Al referirse a escritores de ese país en su conjunto, una figura prevalece por encima de todas: Franz Kafka, uno de los autores más importantes del siglo XX.
No obstante, en las letras checoslovacas hay otros nombres que destacan por la importancia de su obra: Rainer María Rilke (1875-1926), Jaroslav Hašek (1883-1923), Karel Čapek (1890-1938), Jaroslav Seifert (1901-1986; Nobel 1984), Bohumil Hrabal (1914-1997), Milan Kundera (1929), por citar apenas algunos ejemplos.
México y la República Checa son dos países que de entrada uno pensaría que tienen poco o nada en común entre sí. No obstante, varios estudiosos originarios de ese país se han especializado en temas indigenistas, de costumbres y la historia de México.
El pasado jueves 13 de noviembre, en el auditorio del Centro Cultural Universitario (CCU) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM),se dictó la conferencia “México visto por escritores checos”, que fue impartida por la traductora, escritora y periodista Gloria Čejka Luna, de padre checoslovaco y madre mexicana, nacida en México y radicada en el estado de Morelos.
Las raíces paternas de la también intérprete simultánea checo-español-portugués le han permitido desarrollarse con las culturas checa y mexicana. Por tal motivo, sobresale su interés en dar a conocer lo que en el país europeo se ha escrito sobre México. Destaca a escritores que han hecho de nuestro país “el escenario de sus obras de ficción, y a varios viajeros que han descrito sus andanzas por aquí, ayudando así a dar a conocer nuestra historia, costumbres y artes”.
El primero de los creadores citados por Čejka Luna ante los asistentes se trata de Egon Erwin Kisch (1885-1948), “autor de crónicas de viaje y reportajes sobre México, que infortunadamente se han perdido en el tiempo”. En este sentido, destacó la obra Descubrimientos en México, un conjunto de textos que dan cuentan sobre las costumbres y la cultura nacionales, recogidas durante su exilio (1940-1946). Antes de llegar a tierras americanas, el también periodista combatió en la Guerra Civil Española, en el lado de la República, en 1937 y 1938.Egon Erwin Kisch falleció en Praga, en 1948.
En 2002, Eva Manková dio a conocer, en lengua checa, el libro Filosofía náhuatl, de Miguel de León Portilla, mientras que en 2003, Přemysl Mácha publicó Pequeña llama en las montañas. Levantamiento indígena de un pueblo en México, relacionado con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y en 2004 apareció su obra Cambios políticos en pueblos indígenas de México.
Gloria Čejka destacó los trabajos de los hispanistas y lingüistas checos que “durante décadas se han dedicado al estudio del español y a la traducción de la literatura hispanoamericana”.
En este sentido, resaltó la labor de J. Holbik, V. Hvizdala, J. Krapková y Josef Dubský. Este último publicó, en 1996, el Gran Diccionario Checo-Español, con el respaldo de sus colaboradores Vlasta Hlavičkova, Vladímir Rejzek y Antonín Vaculík.
En seguida se refirió a Simona Binková, “quien tiene publicados seis estudios académicos sobre nuestro país”. Entre éstos se encuentran Historia de las Relaciones entre Bohemia y México en los siglos XVI y XVII;La población indígena del noroeste de México y el comienzo civilizador en los relatos de los jesuitas bohémicos;El vocabulario tarahumara de Mateo Steffel como reflejo de su experiencia novohispana y Wenceslao Link y su actividad en Baja California en 1763.
Respecto de Oldřich Kašpar, la traductora mencionó que es un historiador, etnólogo y escritor. “Entre sus obras más destacadas cabe mencionar Los Jesuitas Checos en la Nueva España (1678-1767), libro editado en Oloumoc, en 1999, año en que también publicó Historia de México, en colaboración con Eva Manková.”
Más adelante se ocupó de Ivan Olbracht, “precursor dentro de la literatura checa de la novela psicológica y social, quien, al serle vedado tratar temas nacionalistas en la Segunda Guerra Mundial, durante la ocupación nazi de Checoslovaquia, se dedicó a escribir un grueso volumen al que titulóEl Conquistador, sobre Hernán Cortés y sus sangrientas hazañas”.
También abordó el libro Por el México Indígena, escrito por Václav Šolc, cuya obra “da a conocer las costumbres, trajes y realidad socioeconómica de 12 de las etnias diseminadas por el territorio mexicano”.
En Curiosidades Mexicanas, Josef Opatrný da a conocer “un México insospechado antes en el continente europeo”, a través de crónicas de viaje: Opatrný recorrió el país desde Tijuana hasta Cancún.
En el plano de la poesía, Miloslav Uličný se dio a la tarea de traducir a 50 poetas mexicanos al checo, los cuales están incluidos en la antología Horas de sol. Cien años de poesía mexicana. La selección incluye textos de Salvador Díaz Mirón, Amado Nervo, Ramón López Velarde, Renato Leduc, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Efraín Huerta, entre otros.
Entre el recuento de estos escritores, historiadores y periodistas, Gloria Čejka Luna se refirió a “un escritor checo profundamente enamorado de México”: Norbert Frýd, autor de un quinteto que aborda México: Estampas Mexicanas, sobre el grabado mexicano; la crónica México está en Norteamérica; así como las novelas El pozo de los zopilotes,La Jungla y La Emperatriz, que trata sobre Carlota y la cual fue traducida al español, hace un par de años, precisamente, por Gloria Čejka.
“Norbert Frýd —dijo Čejka Luna— vivió intensamente; amó y conoció muy bien nuestro país. La magia de México lo subyugó completamente, se prendó de este mágico territorio y aquí renació en muchos sentidos.” Asimismo, destacó los viajes que con frecuencia realizaba este autor a la ciudad de Cuernavaca, donde tenía “amigos entrañables” y efectuaba largas caminatas.
Por último, cabe mencionar la traducción que Gloria Čejka Luna ha realizado en últimas fechas del libro epistolar Goldstein le escribe a su hija, de la autora checa Irena Dousková. También se publicó Relatos de amor y muerte, de autoría de la propia Gloria Čejka.
Este amplio repertorio permite no sólo a historiadores y escritores conocer de primera mano cuál es la mirada que en la República Checa se tiene de México, sino a todo lector interesado en conocer del tema e iniciarse en el vasto mundo de la literatura checa.