Lo anterior fue dado a conocer por el biólogo Marco Ocampo Salgado, responsable del programa de combate a dicho padecimiento en los Servicios de Salud de Morelos, quien indicó que se ha reforzado la divulgación sobre esta enfermedad para prevenir el contagio.
Su nombre común es el de “chinche besucona”, o la gente la conoce como voladora; en el estado de Morelos existen dos especies que predominan, que están presentes en alrededor del 90 por ciento del territorio morelense, con excepción de las zonas frías del estado.
Son hematófagos, es decir que se alimentan de sangre, tanto de animales domésticos, como los perros, o silvestres, como los tlacuaches, pero también llegan a picar a los humanos.
Las chinches adquieren el virus cuando se alimentan de un animal o persona que está infectada. Sus hábitos son vespertinos o nocturnos, los animales entran “volando o planeando a las habitaciones y permanecen cerca de donde picaron; más o menos entre 20 y 30 minutos llegan a defecar, en las heces está el parásito y cuando nos rascamos o accidentalmente llevamos la mano a los ojos, nariz o la boca… se introduce al organismo”.
Recordó que si la gente encuentra la chinche en su casa, ya es un dato de riesgo y cuando eso sucede, lo recomendable es atraparla, no aplastarla, y meterla a una bolsa de plástico o frasco para llevarla a un Centro de Salud y que de ahí se envíe a un laboratorio, con el objetivo de que con el ejemplar se tomen muestras y se hagan estudios para determinar si está infectado o no de la enfermedad.
El síntoma más común de la picadura es que aparece una roncha, que puede ser hasta de 5 centímetros de diámetro o más, roja, da mucha comezón, se siente caliente, se puede formar un nódulo (bolita) en la piel, y en los siguientes 15 días podría aparecer fiebre, dolor de cabeza y cansancio general del cuerpo, similar a un resfriado.
El médico puede detectar crecimiento en hígado o vaso, lo que es un indicador que obliga a que el médico envíe al paciente a laboratorio para hacerle pruebas serológicas, es decir de sangre.
Si el resultado es positivo, cabe señalar que afortunadamente hay un tratamiento que se usa por 60 días y cuando las personas son atendidas en la fase inicial, en los primeros 6 meses posteriores al ataque, el resultado es muy favorable. Pero el especialista alertó que cuando pasan de los 6 a los 8 meses, se entra en una fase en la que no hay sintomatología, por lo que suele pasar más tiempo y cuando se les da tratamiento tardío el problema es mayor.
Destacó que cuando las personas atacadas por la chinche infectada tienen otros factores como padecimientos del corazón o de intestino, entre otros problemas crónicos, las consecuencias pueden ser mayores. Cuando no se atiende a tiempo sí puede ser mortal.
El biólogo destacó que anteriormente se consideraba que la chinche que transmite el mal de Chagas estaba relacionada con la pobreza, pero aquí en Morelos han encontrado chinches de dicho tipo en colonias residenciales, incluso cerca del campus del Tecnológico de Monterrey y en Burgos, y se ha detectado, insistió, en más del 90 por ciento del territorio estatal.
El encargado del programa informó que en los últimos cinco años en Morelos la incidencia ha sido de 50 casos al año en promedio, en 2014 hubo un cierre de 32 casos de los cuales casi el 90% de ellos recibieron el tratamiento a tiempo. Apuntó que al parecer la defunción más reciente fue en el año 2001, pero apuntó que es muy complicado determinar porque se le conoce como una enfermedad silenciosa que se pude confundir con otros padecimientos cardiacos y que podría aparecer hasta 10 años después de la picadura de la chinche infectada.