El agente Ángel “N”, antes de iniciar el relato sobre la investigación dijo al Tribunal de Juicios Orales que está especializado en este tipo de investigaciones pues ha tomado cursos en Estados Unidos, Colombia, además de haber concluido la carrera de Derecho.
Según el agente investigador, Juliana y Carlos fueron descubiertos por un solo error, que era mandar mensajes al teléfono de la víctima vía WhatsApp en donde apareció la fotografía de la mujer y ahí fue reconocida como la enfermera que meses antes prestó sus servicios a un familiar del denunciante.
“Todo estaba bien cuidado, porque enviaban mensajes con recortes de periódico para que no los relacionarán, pero la investigación la llevé al WhatsApp y al Facebook”, dijo el investigador.
Según la teoría del caso de la Unidad Especializada Contra la Delincuencia Organizada, en junio del 2014 la pareja envió mensajes a la víctima de 75 años, al que le advertían que iban a asesinar a su sobrino. Los mensajes llegaban a una casa ubicada en la colonia Los Periodistas, al norte de Cuernavaca.
La declaración que rindió este viernes el agente, llamó la atención de todos los presentes en la audiencia porque detalló paso a paso y con fechas exactas cómo se desarrolló la investigación que inició oficialmente el 9 de enero, bajo la carpeta de investigación SJ/0163/2014.
La víctima (cuyo nombre pidió el tribunal no revelar), enfermó por el acoso que sufrió de los extorsionadores, pero aún así varios días después entregó a los agentes, pruebas que permitieron capturar a los responsables.
Y es que semanas después un taxista llegó a la casa de la víctima con una bolsa que contenía una botella de agua y medicamento junto con unas cartas, pero el trabajador del volante al ser detenido por elementos de seguridad privada que contrató la víctima, confesó que fue contratado por una enfermera del nosocomio privado Henry Dunant, de nombre Juliana.
Según el agente policiaco ahí fue la primera pista, pero no se logró ubicar a la enfermera, hasta que buscó el número de teléfono de donde provenían llamadas para el hombre de 70 años, y ahí descubrieron la fotografía de la mujer quien de inmediato fue identificada por los afectados.
Y es que según el agente investigador, el afectado depositó en dos ocasiones mil pesos a una cuenta de Banorte, pero lo hizo con el propósito de ubicar a los extorsionadores, así que gracias a ello se determinó que hay un tercer cómplice, el cual hasta el momento no ha podido ser detenido por la policía.
“Además la detenida (la mujer) sabe los movimientos de la familia, por ello es que mandaban mensajes y cartas revelando datos que hacían suponer que los afectados eran vigilados”, indicó.
En la audiencia de ayer la agente del Ministerio Público abrió un sobre donde estaban las pruebas en las que se aprecia cómo los responsables amenazaron con asesinar al sobrino de la víctima.