Cuernavaca ha dejado de ser amarillenta; hoy podemos gozar del “jardín más grande del mundo” al ver transformados sus camellones en verdaderos espacios que invitan no solamente a cruzarlos sino a observarlos y disfrutarlos. Nadie –por más testarudo o enemistado que se encuentre con la actual administración de la capital de Morelos- podrá encontrar comentario en contra de este gran beneficio.
Corre la voz sobre el temor de que las piedras que sirven de ornamento puedan ser movidas una vez que inicie la temporada de lluvia; el responsable de la obra advierte que está tomado en cuenta el fenómeno y que el sistema de drenaje implementado no fallará. Concedámosle el beneficio de la duda. La obra en sí se lo ha hecho ganar.
En el nuevo recinto o parque, como usted quiera llamarle, se podrán realizar actividades diversas en un espacio amplio, digno, atractivo, seguro, llamativo y bello; la inversión, pequeña o grande, es lo menos importante. Su trascendencia es lo que debemos rescatar y aprovechar.
En tiempos de Sergio Estrada, no dudamos en reconocer el rescate del espacio que hoy alberga el Parque Ecológico Chapultepec. Enclavado en Cuernavaca, este espacio además de didáctico regala un paseo entre la naturaleza, entre la flora, la fauna y la tranquilidad de ver el correr el agua de manantial. Tal vez una sugerencia válida es que la actual sede del DIF del estado, allí está el nacimiento de agua, pasara a formar parte de este parque, orgullo de los morelenses.
La construcción del espacio en Tlaltenango, consecuencia de la lucha social, está próxima a su inauguración. Bienvenido. Como ya dijimos: nunca serán suficientes los espacios verdes regalados a la sociedad.
También en el sexenio anterior se nos obsequió lo que hoy es el Parque Acapatzingo. Sede en aquel entonces de la cárcel, hoy convertido en área verde, Museo de las Ciencias, fuentes bailarinas y un espacio de comprensión del cambio climático. Las mejoras se han hecho ya en el espacio de Marco Adame, por ello tan importante estos rescates; invitan a su conservación y la sociedad sabemos exigirla.
Antaño el rescate de la barranca de Amanalco, es una de las obras más recordadas y disfrutadas de Sandoval Camuñas. Hoy es visita obligatoria de quien arribe a Cuernavaca. Por cierto, su renovación es urgente y exigible a nuestras autoridades.
Tal vez la desgracia y crítica deba centrarse en el Salto de San Antón. Ese espacio fue además de paradisíaco, un rincón en Morelos, emblemático. Todos nos encargamos de abandonarlo, contaminarlo y matarlo. Puede revivirse, pero también será labor de todos el lograrlo.
En fin, enhorabuena por el nuevo recinto ferial. La Feria, esos quince días serán divertidos, pero nosotros apostamos más a los días posteriores, los restantes 350.