Apenas ayer hablamos en este espacio del seguimiento periodístico del compañero David Monroy; puntualmente minutos después de que la Subprocuraduría de Investigación Especializada contra la Delincuencia Organizada levantara el arraigo en contra de María José Flores Pérez, nos informaba vía electrónica de la noticia.
La SIEDO, si bien es cierto está como su nombre lo indica concebida para el seguimiento profesional basado en inteligencia, con alto presupuesto y suponemos personal especializado, la realidad es que viene dando tumbos y latigazos que nada bien hacen en la búsqueda de la verdad jurídica de hechos tan lamentables como el que nos ocupa.
La SIEDO además de ser un ente por demás fortalecido económicamente, con grandes privilegios al interior de la Procuraduría General de la República, no ha gozado de suerte –si ésta cabe en una investigación judicial- en los casos más sonados y de gran repercusión mediática: recuérdese el “michoacanazo”, en donde fueron detenidos bajo acusaciones de la más alta gravedad conforme lo marcan nuestros códigos funcionarios del gobierno de Michoacán y presidentes municipales; el operativo –recuérdese- tuvo un gran impacto internacional y resultó en una gran vergüenza nacional cuando se comprobó que la PGR había detenido, ante una investigación equívoca –en el mejor de los casos-, a quienes no tenían responsabilidad alguna. Más grave sería –y no podemos hacer a un lado la hipótesis- que la PGR a través de la SIEDO haya tratado de convertir en inocentes a culpables por consigna política.
La SIEDO, durante el caso del “michoacanazo” y de la investigación del empresario suizo desaparecido en Morelos, tuvo una cabeza, un liderazgo, y entendemos con ello el visto bueno para proceder como se procedió. Su titular en ambos momentos era la Lic. Marisela Morales Ibáñez, quien por supuesto fue cuestionada en el caso Michoacán por el gobierno de aquella entidad de manera inmediata; el gobernador Leonel Godoy fue determinante en aquellos momentos de gran dificultad: siempre señaló un interés político por sobre una verdad jurídica. La razón fue de él y no de Marisela Morales.
Hoy, Marisela Morales es la procuradora general de la República, recién laureada y reconocida por su valentía a propuesta de la Embajada de Estados Unidos en nuestro país. Nos preguntamos, ¿queremos procuradores valientes o los preferimos cautelosos y certeros? ¿La valentía es sinónimo de trabajo inteligente?
¿De qué sirve un reconocimiento de esa magnitud y una fotografía al lado de la secretaria de Estado de Estados Unidos y de la esposa del presidente Obama, sino para la egoteca? ¿A usted amable lector, le genera confianza la dimensión nacional de nuestra procuradora?
En fin, como lo habíamos planteado, las familias afectadas en los casos de Michoacán y del empresario suizo son las que mejor pueden responder estas preguntas pero además dejar en claro que Marisela Morales sólo tiene un camino: o demuestra que en verdad conoce el verdadero significado de la Procuración de Justicia o mejor se retira con las flores y halagos de la valentía que se le reconoce, pero que no provoque más víctimas que además de padecer a la delincuencia deben soportar la ineficacia de la autoridad.