Salazar Mendiguchía junto con su operador político-policíaco, Mariano Herrán Salvatti, en su momento fiscal general de justicia del estado y secretario estatal de Economía (detenido desde el 25 de enero de 2009, acusado de asociación delictuosa, peculado, ejercicio ilegal del servicio público y abuso de confianza en agravio del patrimonio del Estado y de la sociedad) operó en contra de cualquiera que se atreviera a señalar, vía medios de comunicación, de las arbitrariedades que se cometían y eran públicas durante su gestión, recién concluida.
Tal es, porque esa no se borra ni desaparece en la cárcel, su intolerancia, que con la cobarde complicidad, porque ahora lo niega pese a la existencia de su firma, del hoy senador Rubén Velázquez López, modificaron con votación mayoritaria de los sumisos diputados locales en ese momento, el Código Penal de Chiapas, a fin de recrudecer las sanciones cuando se ubicara, a quien fuera, bajo el tipo de difamación o calumnia.
Miguel González Alonso, periodista chiapaneco, fue una de las víctimas; perseguido aunque no encarcelado, en el ostracismo durante varios años. Luchó y con el apoyo del gremio organizado, acompañado de los liderazgos de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos; don Teodoro Rentería Arróyave, José Antonio Calcáneo Collado, Roberto Piñón Olivas, Raúl Durán Cárdenas, con un alto riesgo, enfrentaron en pleno ejercicio del poder omnímodo y absoluto de Salazar Mendiguchía, en la exigencia de liberar a colegas encarcelados bajo el pretexto de estos tipos penales, y por supuesto en el empuje para que no sólo se revirtiera la modificación al Código sino que se procediera a la despenalización de estos supuestos.
La página contactodigital.com relata: Al hablar sobre la Libertad de Prensa en Chiapas, México y el Mundo, González Alonso, premio “México” de Periodismo, realizó un recuento de la situación actual que viven los periodistas y medios de comunicación e hizo hincapié en que “México ocupa un deshonroso segundo lugar entre los países más peligrosos para ejercer el periodismo, ya que según datos de la Federación Latinoamericana de Periodistas, han sido 119 los asesinados del año 2000 al primer trimestre del 2011”. Y culpó al crimen organizado de incidir en esos números “rojos”.
Para el caso de Chiapas, el comunicador destacó que actualmente el Gobierno del Estado ha generado acciones en pro de la libertad de expresión, como la derogación de la llamada “Ley Mordaza”, que sancionaba con elevadas penas los delitos de difamación y calumnia y que fue promovida por el entonces gobernador Pablo Salazar Mendiguchía; la administración de Juan Sabines Guerrero ha legislado a favor del secreto profesional y excarceló a todos los periodistas presos durante la administración Salazar.
La conferencia fue dictada el 4 de mayo, un mes antes de la detención del ex gobernador; durante la Asamblea Nacional de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, el 21 de mayo, en Cocoyoc, Morelos, el mismo González Alonso alertó y solicitó el apoyo del periodismo nacional para evitar, vía denuncia, de los atropellos conocidos durante la gestión de Mendiguchía, que se le otorgara la posibilidad, como era sabido que se le protegería, de llegar al Senado de la República o a la Cámara de Diputados, con una candidatura que seguramente sería plurinominal.
En su conferencia en Chiapas –nos dice la página digital- González Alonso recordó que en días pasados, el senador Rubén Velázquez López negó que durante el periodo en que fungiera como secretario de Gobierno se hubiera privado de la libertad a comunicadores chiapanecos. “Sin embargo, el señor Rubén Velázquez López me dice que ignora, que no sabe, dice que no hubo ningún periodista preso durante la administración del señor Salazar; entonces dónde estuvo el hijo del señor Conrado de la Cruz; dónde estuvo el señor Walter Hernández González que en su periódico criticó que a los presidentes municipales les hayan quitado una porción de sus partidas para la compra del equipo de los Jaguares de Chiapas y para hacer el estadio; dónde estuvo el propietario de El Orbe, Enrique Zamora Cruz o qué estuvo haciendo 12 horas en un interrogatorio en la Fiscalía en Tapachula; por qué estuvo Ángel Mario Ksheratto tres veces en la cárcel” cuestionó el periodista.
González Alonso exhibió ante el público asistente los documentos que constatan que Rubén Velázquez y Pablo Salazar remitieron al Congreso del Estado las reformas al Código Penal del Estado en las que se recrudecían las sanciones de los delitos de difamación, con la firma del ahora senador de la república.
Con Miguel vivimos esos aciagos momentos. Compartimos en Buenos Aires, Argentina, días de capacitación en la Federación Latinoamericana de Periodistas; pero lo más difícil fue que una vez concluido el curso, González Alonso se vio obligado a permanecer algunas semanas más alejado de su tierra ante las amenazas de las que era víctima. Testigos de esos momentos fueron los compañeros Octavio Raziel y Roberto Piñón. Aquellos días vivimos juntos la triste noticia del asesinato de quien fuera director general de Excelsior, el amigo José Manuel Nava.
Por eso hoy cuando Ilán Katz, abogado del ex gobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, anuncia que su defendido inició una huelga de hambre en protesta por su detención, a la cual califica como atropello, sólo falta que esta no se extienda demasiado porque seguramente los años por venir serán en reclusión.
Por la defensa a la libertad de expresión y el derecho a la información, la detención de Pablo Salazar Mendiguchía, de Mariano Herrán Salvatti y el miedo, aunque fuero de por medio, que seguramente siente y vive el senador Rubén Velázquez López, es un ejemplo para aquellos gobernantes que equivocan el camino y no entienden que el periodismo y la crítica que le es propia, sirve, cuando es escuchado y considerado, para la reflexión y en su caso la revaloración de lo que se viene haciendo y lo que no se debe hacer.
¡Salud Miguel! ¡Salud Ksheratto!