Han pasado más de 66 días desde los hechos en el recinto ferial de Cuernavaca, datos precisos fueron aportados por el entonces secretario de Protección y Auxilio Ciudadano, Mauricio Chavaje, quien ante las circunstancias –afirmar lo contrario es absurdo- fue removido del cargo y cobijado con el puesto de coordinador general de asesores del presidente municipal de Cuernavaca.
Han pasado más de 66 días desde la detención de Jethro y su desaparición; han habido promesas y declaraciones, promesas del secretario de Gobernación en torno al libramiento de órdenes de aprensión contra presuntos responsables y declaraciones del procurador de Morelos sobre la participación de la Interpol en la búsqueda de posibles involucrados.
Han pasado más de 66 días desde aquel 1 de mayo, en donde una confrontación entre chavos alcoholizados culminó en la desaparición de uno de ellos y una golpiza propinada a otro más por parte de autoridades, hasta ahora no ubicadas. Ha sido nombrado como nuevo titular de la Secretaría municipal el general Mario Ayón Rodríguez, cuyo paso por el Estado de Puebla es su carta de presentación.
Han pasado más de 66 días desde que unos y otros se aventaban la responsabilidad de la custodia del joven Jethro, cuando ninguna de las partes involucradas, Policía Municipal, Policía Federal y militares, cumplieron con el protocolo pero tampoco dieron cuenta del paradero de ninguno de los detenidos. Uno de ellos, Horacio Cervantes Demesa, declaró haber sido maniatado, cubierto del rostro, golpeado y abandonado en un paraje solitario. El otro no ha aparecido y nadie sabe de su destino, hasta las últimas noticias por confirmarse.
Han pasado más de 66 días desde que una familia no sabe nada de un integrante, de un hijo, de un hermano. Ha sufrido una familia además de la tristeza, de la incertidumbre, el dolor y el miedo cada vez que se da cuenta de la aparición de algún cadáver ante la posibilidad de comprobar su identidad. Horas y días de espanto vivió esa familia cuando se anunció un cuerpo con signos de momificación en la barranca Chapultepec; estudios moleculares descartaron que se tratara de Ramsés Sánchez. Hoy la realidad al parecer los ha alcanzado.
Han pasado más de 66 días desde que el Ejército Mexicano ha limitado su información en el sentido de no existir en sus expedientes o campos, ningún sujeto detenido bajo ese nombre o con las características de Jethro Ramsés; ha trascendido que el arresto de tres militares en servicio fueron traslados al Campo Militar Número Uno durante la tarde del viernes 1 de julio, aunque se desconoce la situación jurídica de los militares y todavía se está en espera de información oficial al respecto.
Han pasado más de 66 días y nada de nada. El presidente de la república Felipe Calderón estuvo de visita en Morelos; inauguró una nueva planta industrial sustentable de Unilever, echó a andar el programa Luz Sustentable durante su estancia en el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) y acudió a la sede de la Universidad Politécnica de Morelos para inaugurar su segundo edificio de aulas. Pero de Jethro, de las cuentas pendientes por este caso, de la participación de la Policía Federal y del Ejército Mexicano, no se dijo ni supo nada.
No hemos dejado, ni dejaremos de solidarizarnos con la familia de este joven. Nosotros no lo conocemos, ni podemos saber de su actuación, sin embargo nada justifica, absolutamente nada hace entendible, nos negamos rotundamente a ello, la desaparición forzada, el exceso en la fuerza de autoridad, el sometimiento ilegal, la detención extrajudicial y esperemos que no se compruebe, ni se cumpla, la ejecución impune.
A partir de mañana serán más de 67 días. Un cadáver por identificar y una familia dolida y tal vez enlutecida.
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