En cuatro años, revela el estudio, más de cien adolescentes y jóvenes han sido ejecutados en el estado de Morelos como producto de la guerra contra el narcotráfico y la disputa del territorio morelense entre grupos de la delincuencia organizada.
El homicidio se convirtió en la primera causa de muerte entre los jóvenes en 2009, superando a los accidentes automovilísticos, que durante años fue el motivo principal de decesos en ese grupo poblacional.
El análisis revela que entre 2007 y 2009 el número de jóvenes asesinados creció 147%, según las cifras de muertes violentas publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Mientras que en 2007 fueron ultimados dos mil 977 jóvenes, en 2009 esta cifra creció a siete mil 348.
En detalle se explica que en Chihuahua el aumento de la cifra se disparó: mientras que en 2007 fueron ultimados 201 jóvenes, en 2009 el registro pasó a mil 647, lo que representa un incremento total de 719% en tres años.
Y alerta sobre otros estados con fuerte presencia del crimen organizado en donde se registraron aumentos de homicidios juveniles: Durango, con 514%; Baja California, 307%; Sinaloa, 298%; Morelos, 190%; Guerrero, 180%, y Nayarit, 162%.
Por otra parte, se revela que México es el tercer país de los 34 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en donde más jóvenes entre los 15 y 29 años ni estudian ni trabajan, “ninis”. Las mujeres mexicanas son las que más alto promedio tienen en esa condición, pues representan casi 40% del total del país.
Son siete millones 226 mil los que no reciben educación y están desempleados, o no forman parte de la fuerza laboral, de los cuales 38% son mujeres (más de dos millones 600 mil) y un millón 930 mil tienen entre 15 y 19 años y de estos últimos el gobierno reporta un 70% (cerca de un millón 350 mil) que está en un plan de capacitación para el trabajo recibiendo instrucción de algún oficio, pero no son considerados formalmente como estudiantes o empleados.
Ante esta cruda verdad, abogados del foro morelense exigen a las autoridades de los tres niveles de gobierno implementar de “inmediato” políticas públicas a favor de los adolescentes para evitar más asesinatos como producto de la guerra contra el narcotráfico y la disputa del territorio morelense por integrantes de la delincuencia organizada.
No es sólo el dato estadístico lo que debemos resaltar; éste debe servir para que de manera urgente se replanteen las estrategias de los gobiernos federal y estatales en el tema educativo y en recobrar el fortalecimiento del civismo, la ética y la moral.
El formato actual, decidido entre el Ejecutivo y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, no ha sido suficiente y a todas luces muestra un desgaste provocado más por la lucha de espacios que ha empoderado a un círculo de privilegio por encima de la necesidad urgente de elevar la calidad y el fortalecmiento de los planes de estudio.
Por ello, es de rescatarse y promover la propuesta de la diputada Lilia Ibarra Campos que, frente al Dr. José Narro Robles, lanzó como una alternativa de mejora a la tarea educativa un encuentro interparlamentario nacional y federal, con las comisiones de educación de los diversos Congresos, para definir y decidir sobre el futuro de México en esta materia.
Por supuesto que el sometido SNTE y su mañosa dirigente habrá de pegar el “grito en el cielo” ante lo que de seguro percibirá como una afrenta y merma en su poder. Sin embargo, la postura de Lilia Ibarra fue adoptada por la Universidad Nacional Autónoma de México, por su rector, por un personaje de alto peso específico y reconocmiento internacional. Confiamos en José Narro Robles y su visión de país.
La tendencia creciente de asesinatos entre jóvenes y adolescentes, la propagación del fenómeno “nini”, el incremento del bullying (el ataque y sometimiento en los centros escolares) no pueden convertirse en una tendencia que habremos de aceptar y acostumbrarnos a ello. Debemos revertirlos y de inmediato. Ésa es la apuesta de quienes sí tuvimos la oportunidad del crecimiento en el marco del civismo, la ética y la moral.