La inauguración de la Plaza Mariana, una extensión del atrio de la Basílica de Guadalupe, unificó los ánimos y logró lo no explicable por las leyes naturales: Felipe Calderón y Marcelo Ebrard encabezaron la ceremonia, se reconocieron mutuamente y respetaron sus investiduras. Carlos Slim, por su parte, se despojó de más de 700 millones de pesos para concretar la edificación que desde 2000 fue proyectada y en varias ocasiones se intentó abortarla.
Recientemente, con motivo de la convocatoria del Presidente de la República para escuchar el mensaje que con motivo de su quinto informe de gobierno emitiera el pasado dos de septiembre en el Museo de Antropología, ambos servidores públicos se estrecharon las manos y en corto se hablaron. El hecho generó la molestia del secretario de Desarrollo Social del gobierno del Distrito Federal, Martí Batres, seguidor fiel a la causa de Andrés Manuel López Obrador, quien hizo público su rechazo al gesto de su jefe al señalar que “si realmente se quiere avanzar, es necesario ser consistente con los ideales y creencias”. “Yo en lo personal –dijo-- no lo he reconocido nunca como presidente ni lo voy a reconocer. Voy a defender el proyecto que he luchado toda mi vida”.
De todos es sabido que tal declaración le costó el puesto a Batres y por supuesto, aunque lo han negado en público, alejó a Ebrard y a López Obrador.
El antecedente primigenio fue el uno de julio de este año, cuatro años y siete meses después de que cada uno iniciara su gestión para que se dieran la mano. Fue la sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, en el Campo Marte, donde Marcelo Ebrard, en su calidad de presidente en turno de la Conferencia Nacional de Gobernadores, aunque anunció su salida anticipada, dio el primer gesto de respeto al apretar la mano de Felipe Calderón
En aquel entonces el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, reveló –incorrectamente consideramos-- que recibió un mensaje de puño y letra del propio Ebrard que decía “no es justo dejar solo al Presidente de la República” en el tema de seguridad.
En la Plaza Mariana, Calderón y Ebrard ingresaron juntos al inmueble; el cardenal Norberto Rivera y el mecenas Carlos Slim fueron testigos del saludo cordial una vez en el interior. El presidium lo compartieron.
Ya en público, el presidente Felipe Calderón saludó a Rosalinda Bueso, esposa desde hace cinco días de Marcelo Ebrard, y calificó como positivo el que el gobierno capitalino cediera el predio que permitió la construcción del nuevo espacio. Marcelo Ebrard pagó la cortesía al Ejecutivo y se refirió a él como "Señor Presidente", destacó el apoyo de Carlos Slim y el tiempo récord de la construcción.
Aunque el proyecto se consideró en 2000, pasó por diferentes etapas que inclusive amenazaron con suspenderla. En 2005 se colocó la primera piedra del proyecto; sin embargo, la Iglesia católica no contó con los recursos para completar la obra y la edificación se detuvo por varios años.
En septiembre de 2010 el empresario Carlos Slim hizo pública su decisión de apoyar y hacer suyo el proyecto a través de la Fundación Carso, con lo cual se destrabó una suspensión que sumaba más de cuatro años.
Hoy está edificado un mercado con dos niveles, donde serán ubicados los comerciantes desalojados desde el arranque del proyecto, que gozaban de un subsidio por parte de la delegación Gustavo A. Madero, que superó los 100 millones de pesos.
El espacio alberga 120 mil criptas que serán vendidas, y de los recursos obtenidos 60 por ciento se utilizará para conformar un fideicomiso en apoyo a los peregrinos y mejorar el entorno urbano de la Basílica; ésa fue la condición del inversionista.
En el espacio de 29 mil 500 metros cuadrados se construyeron además un museo y oficinas. Al centro se levanta una cruz que se ilumina durante las noches.
Se cuenta con un centro de evangelización y una clínica para la atención de los miles de peregrinos que año con año llegan al templo.
A 35 y un día de haber sido consagrada la Basílica de Guadalupe, hoy cuenta con un atrio más amplio, más digno y con servicios que por demás eran urgentes.
La planta baja del edificio sur tiene un estacionamiento. La primera planta está dedicada por entero a nichos del columbario y la planta alta es el techo que sirve de explanada para los peregrinos.
Un museo interactivo ocupará la planta baja del edificio de la esquina de la avenida Fray Juan de Zumárraga y la calle Cinco de Febrero. En la planta alta está el centro de salud, además tiene cafetería y locales comerciales. El cuarto inmueble alberga el mercado y área de servicios.
El proyecto incluye la habilitación de un parque lineal que abarcará la calle Hidalgo y conectará al santuario con la avenida Cantera.
Alrededor de 20 millones de personas –cifra calculada de visita anual-- gozarán de la nueva infraestructura.
Los milagros existen, ni quien lo dude. La guadalupana verdaderamente une el espíritu de los mexicanos.