Podría pensarse entonces que los médicos y trabajadores en el sector salud, a pesar de la alta responsabilidad que tienen –al jugarse con su activdad la vida de las personas-- estén libres de cualquier posibilidad de sanción. No es así, y tal vez es allí en donde el “diputado” Julio Espín no se asesoró e hizo caer a sus audaces compañeros de curul.
La Ley General de Salud, precepto federal y por ende de aplicación en nuestra entidad, contempla en su capítulo II el articulado en donde se establecen las sanciones administrativas, multas y delitos --son llamados delitos especiales por estar contemplados en ley diferente a las penales-- a los que se hace acreedor aquel que al formar parte del sector salud caiga en irregularidades en su actividad.
En esa serie de artículos –sería tediosa su transcripción-- se detallan las sanciones. Baste, para quien guste consultarla, que están en los artículos del 419 al 425 del ordenamiento mencionado.
Pero el titular de la Coesamor nos entrega una gran idea que ya aplica en varias partes de la república mexicana: primero que se dé marcha atrás a la reforma penal. El gobernador del estado anunció que encabezaría esta lucha para mantener las cosas como estaban antes de la reforma.
No es un canje ni un chantaje –así lo percibimos--: Cué González propone trabajar en la hechura de la Ley de Arbitraje Médico del Estado de Morelos que daría cabida a la reglamentación de tantas y tantas conductas que se dan en la relación paciente–médico y por supuesto abonaría en mejor calidad, más profesionalismo y tolerancia por parte de los familiares.
Para nadie es ajeno que en el sector público –principalmente pero no solo en ese espacio-- la deshumanización del médico y del personal existe y se padece. En los espacios públicos, principalmente, no se proporciona información y en caso de requerir medicamentos o elementos secundarios como prótesis, no hay lineamientos claros y muchas veces se opta por la adquisición a un privado. Ojo, no es gratuito que a la redonda de los hospitales públicos existan casas especializadas en estos temas.
En el área privada tal vez sea hasta peor. La mercantilización de la medicina trae como consecuencia la complicidad entre laboratorios, fabricantes, proveedores, y hasta en optar directamente por una intervención quirúrgica –la más común, la cesárea-- para ahorrar tiempo –el del médico por supuesto-- y ganar dinero.
La idea no es mala, aunque tal vez valdría la pena que se iniciara el trabajo de inmediato, con la presencia de los sectores involucrados y con tiempos fatales establecidos. Lo recomendamos con conocimiento de causa: en el gremio periodístico hay consenso por una Ley de Seguridad Social y Protección de los Periodistas en Morelos y a pesar de contar con un colega, vulnerado en su momento como comunicador, al frente de la fracción mayoritaria, ahora responde a intereses –por lo menos para quien esto escribe-- difíciles de comprender.