Miacatlán.- Al menos una centena de productores de cacahuate de la comunidad indígena de Coatetelco se ve obligada a comercializar a bajo costo su producto por el ingreso de intermediarios, lo que vuelve poco rentable esta actividad, reconoció Avelino Rosales Octaviano, productor de cacahuate desde hace 65 años.
Aseguró que debido al precio tan bajo con el que venden su producto es necesario que el gobierno estatal y el federal brinden apoyos al sector agrícola para su comercialización, a fin de garantizar un precio justo que permita que esta actividad sea redituable.
Destacó que al igual que toda actividad del campo la inversión tanto económica como de recurso humano es mucha y no corresponde al precio que pone el propio comprador. “Sólo nos van pagando casi casi lo que se invierte o hasta menos; el comprador pone el precio y lo revende a un precio mucho mayor”, dijo.
Rosales Octaviano mencionó que este año el precio por kilo de cacahuate alcanzó los 15 pesos; sin embargo, es muy bajo a pesar de la calidad del fruto.
“A veces queremos esperar a que el precio se eleve, que mejore, pero la necesidad, los compromisos con créditos o financiamientos que se adquieren e incluso la falta de infraestructura nos obligan a vender. Se ha escuchado que algunos lograron colocarlos en los 16 o 18 pesos el kilo, pero finalmente es poco comparado con la inversión y el trabajo que requiere la siembra de cacahuate que inicia en el mes de junio o julio y se cosecha en el mes de octubre y noviembre”, apuntó.
Por su parte, Noemí Díaz Castañeda, hija de productor de cacahuate, lamentó que la cosecha la paguen muy barata. “Es un robo el que le hacen a los productores, lo que le hacen a mi gente, es mucho trabajo, es mucha inversión para que se venda tan barato, se requiere del apoyo de las autoridades para que acerquen al verdadero comprador final y permita garantizar un pago justo por este producto”, aseveró.
Agregó que un precio justo sería entre los 20 y 25 pesos por kilo; sin embargo, no se cuenta con el respaldo de ninguna autoridad para apoyar en la comercialización. “La necesidad hace vender el producto aunque sea a bajo precio, pero a los pocos meses, antes de que se tenga que volver a sembrar, se acaba el dinero y muchas veces ya no hay para volver a invertir; el productor termina adquiriendo créditos que después tiene que pagar y eso le impide que la actividad sea redituable”, insistió.