La celebración en honor a San Miguel Arcángel y los fieles difuntos se mantiene en la comunidad indígena.
Miacatlán.- Con la tradicional “tamaliza”, la flor de pericón, las coronas de flores artificiales y el papel picado, así como la misa, en la comunidad de Coatetelco, los pobladores celebran a San Miguel Arcángel.
Estas actividades son parte de los usos y costumbres de la comunidad, un sincretismo de la herencia indígena y española que consiste en festejar a los fieles difuntos como parte de las celebraciones en honor a San Miguel Arcángel y las primeras cosechas de maíz en este lugar.
De acuerdo con las versiones de los pobladores, esta festividad es una de las tradiciones más arraigadas entre los habitantes desde la época prehispánica, que consiste en la colocación de cruces de flor de pericón en las puertas, ventanas, transporte público, comercios e incluso en las tierras de cultivo, práctica que se realiza en todo el estado de Morelos, pero con mayor relevancia en esta comunidad, ya que de acuerdo con la religión católica desde las primeras horas del 29 de septiembre, que se dedica al arcángel San Miguel, el diablo anda suelto y por medio de estas cruces se logra que el mal no entre a los hogares.
Sin embargo, en Coatetelco, la costumbre prehispánica tiene la particularidad de que ese día es la primera “elotada” del año, es decir, que se obtienen las primeras cosechas de elote, lo que simboliza la fiesta en donde el bien triunfa sobre el mal, en la lucha entre el arcángel y el diablo.
Los elotes en diferentes preparaciones son compartidos con vecinos y conocidos, además se acostumbra visitar las tumbas, en donde son colocadas ofrendas para compartir la cosecha con quienes ya se han ido.
Las ofrendas que se colocan cada 28 de septiembre en las tumbas tienen flor de pericón, tamales de elote de la recién cosecha obtenida, elotes hervidos, esquites, elotes asados, atole de grano, entre otras preparaciones, fruta y adornos de coronas de flores artificiales, velitas de cebo y los alimentos y productos de preferencia del difunto.
A partir de las cuatro de la tarde, el panteón de la comunidad indígena se comienza a llenar de luz y color; muchos permanecen hasta el anochecer con música y comida, como parte de los festejos a sus difuntos, además de la misa que se celebra en el lugar por parte del párroco de la comunidad.
Los pobladores resaltaron que este día es de fiesta para Coatetelco, la que aún se sigue manteniendo entre las nuevas generaciones.