Asegura vocero del Movimiento Magisterial que no beneficiaba ni al alumno, ni al maestro.
Jojutla.- El programa de Escuelas de Tiempo Completo (ETC) no mejoró la calidad académica del alumno ni generó beneficio alguno a los maestros, por lo que su desaparición prácticamente no genera ningún impacto en la educación, estimó el vocero del Movimiento Magisterial de Bases en Morelos, Alejandro Trujillo González.
Dijo que desde septiembre del año pasado ya se había anunciado la desaparición de este programa debido a que nunca dio los resultados prometidos; los ayuntamientos se habían responsabilizado de otorgar por lo menos un alimento caliente a los alumnos, pero en más del 90 por ciento de las escuelas no se cumplió; muchos padres de familia optaron por no dejar a sus hijos hasta las dos o tres de la tarde en la escuela por falta de alimentos, y en la parte académica, aseguró que tampoco se reflejó una mejoría para los alumnos y las escuelas “se convirtieron en guarderías”.
Del lado de los maestros, resaltó que laboralmente tampoco les beneficiaba:
“El maestro requería no una compensación, sino una plaza que incidiera en la jubilación, en el aguinaldo y no simplemente fueran contratos de año por año, que si bien eran un apoyo económico, no era considerado como una plaza de base. Por eso el MMB nunca estuvo de acuerdo con este programa, porque era más carga para el maestro y no se reflejaba en un beneficio laboral”.
Comentó que hasta donde saben, el programa de ETC será sustituido próximamente por uno nuevo, pero no saben el alcance ni los detalles todavía. Lo que sí resaltó es que el nuevo programa debe incluir plazas de base para los trabajadores de la educación; alimentación sana, nutritiva y caliente para todos los alumnos y maestros profesionales para la ampliación del turno.
“Debe realmente ser un beneficio para los maestros, los alumnos y los padres de familia”, insistió.
Con jornada de entre seis y ocho horas, el programa, implementado en el sexenio anterior, pretendía aprovechar mejor el tiempo disponible para el desarrollo académico, deportivo y cultural de los alumnos. En escuelas en donde se necesitara, incluso se impulsarían esquemas para el suministro de alimentos nutritivos al alumnado.
Una madre de familia (cuyo hijo estuvo en este programa) mencionó que para ella el programa sí era bueno porque les enseñaban inglés, danza, deportes, computación, etcétera a los niños, y los maestros eran buenos, eran diferentes a los del plantel.
Destacó que aunque sí contaban con alimentos, éstos en realidad no eran buenos, por lo que muchos padres de familia preferían llevarles la comida a los niños. Apuntó que la escuela recibió enseres domésticos –incluyendo estufa y tanque de gas– para preparar la comida, que tenía un costo de ocho pesos por alumno.