En esta asamblea, Laura Catalina Ocampo Gutiérrez fue ratificada como candidata a esa diputación, sin que hubiera oponentes ni mayores contratiempos.
Otra vez operaron la maquinaria y disciplina priista.
Se calló y se contuvo a todos aquellos que buscaban esa posición, como Julio Espín y otros aspirantes, para que no empañaran la ceremonia que de antemano fue preparada para que Ocampo Gutiérrez obtuviera, otra vez, la nominación.
Vale recordar que la ahora virtual candidata perdió esa posición hace apenas algunos años cuando Bernardo Pastrana Gómez, del Partido Acción Nacional, se alzó con el triunfo (por cierto, curiosamente, otra vez Pastrana Gómez contenderá, esta vez disminuido en popularidad, por un escaño en el Senado, pero aparentemente por la segunda posición en el PAN).
Ocampo Gutiérrez también perdió la diputación local plurinominal en esta legislatura cuando el Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación consideró que el PRI estaba sobrerrepresentado en el Congreso.
Vale reiterar, primero, la férrea disciplina del PRI que sometió a cualquier aspirante al mismo cargo al “dedazo” de la cúpula mayor priista que no admitió discusión.
En segundo lugar, vale mencionar que los delegados –que pocos conocen quiénes son-- para esta asamblea fueron nombrados a modo, sólo para cumplir con el requisito.
Por su parte, la virtual candidata no ofreció ningún nuevo discurso.
Todo esto demostró que el PRI sigue siendo el mismo partido de siempre, manejado y dirigido por la cúpula y por los intereses de quienes a nivel nacional tienen el control del mismo.
Otro ejemplo es la nominación de Francisco Moreno Merino al Senado, pues luego de que los propios priistas criticaron y rechazaron al actual diputado federal, al final de cuentas lo ratificaron y sus detractores –que dijeron que era el peor de todos los aspirantes y de arribista no lo bajaron-- hoy dicen que trabajarán para que llegue a la llamada Cámara alta.
Con estos hechos, se ve claramente que el PRI no ha cambiado. Sigue siendo el mismo partido que se maneja por intereses y conveniencias y no se espera que haya un cambio espectacular.
Vienen las definiciones de candidatos a alcaldes y diputados y se ve difícil que puedan ganar los aspirantes que pudieran tener los merecimientos legítimos por militancia de obtener una nominación. Más bien, se le entregará a quienes son afines al proyecto del candidato al gobierno del estado o al dirigente estatal del tricolor.
En el pecado, llevarán la penitencia.
Es inconcebible que se escuche de personas que aspiran a cargos de elección popular, cuando han dejado un mal antecedente en cargos anteriores.
Pero todo se puede esperar del PRI. 70 años no le sirvieron de experiencia.