1.- La legislatura local ha sido considerada por la mayoría de ciudadanos y medios como “la peor de la historia de Morelos” y pocos hay que puedan opinar lo contrario, incluidos los mismos diputados.
2.- Esta misma legislatura es la “cantera”, “la mina”, el “centro de excelencia”, “la esencia” misma de la política que casi todos sus originales integrantes la han abandonado y jugarán por los siguientes cargos de elección. 24 de sus 30 miembros de inicio estarán en la disputa. Según la realidad cotidiana, contundente, de los hechos, esta legislatura fue entre cómica y dramática.
3.- Está tan llena de talento esta camada que una eficaz empleada, funcionaria entregada y trabajadora, será senadora de la República, sin antes tener un solo cargo de elección popular. ¿Magia o crisis de valores? No, magia nunca, porque con una varita no desaparecerían males graves como la matanza entre delincuentes, los homicidios inocentes, los múltiples secuestros que día a día se dan en muchos puntos de la entidad y la ola de violaciones que se acumulan en ministerios públicos, con modo de operación visible que encuentra nulo eco en esas instancias. La crisis es evidente y qué mejor señalamiento que lo que sucede en esta legislatura: calificada como la peor y pasa la línea de centímetros y es la bolsa de valores que hacen posible la política de Morelos. Jamás tanta incongruencia. Cómo entender, entonces, que marcados a través de su ejercicio de dos años, casi tres, por la mediocridad, ineficiencia y conformismo, un 80 por ciento de ellos sea la mejor opción de sus partidos para ganar la crucial elección del primero de julio cada vez más cercano. De qué manera comprender que de esta treintena que hace el Congreso local, sean seis los que se queden a completar el ciclo para el que los eligió la ciudadanía. ¿Será que en verdad se lo creen? Cuatro de ellos tienen la posibilidad de ir al patio federal: Rabindranath Salazar que sería segundo en la lista al senado, su colega Fidel Demédicis que asegura se le sigue moviendo un pie rumbo al senado, el priista Andrés González García que jugará una diputación federal directa en Cuautla y el único seguro para estar en San Lázaro; así como el coordinador de la floja bancada panista Luis Miguel Ramírez.
Los demás –nada más 20, 20, 20--- juegan en el ámbito local, pero lo repetimos, desde un candidato al gobierno del Estado con posibilidades, una mayoría que disputará ayuntamientos u otros que serán suplentes, síndicos o irán en el grupo de regidores. Mientras, una funcionaria dependiente de todos ellos tendrá el cargo de mayor relevancia sin el mayor esfuerzo: la secretaria de Asuntos Legislativos: Lizbeth Hernández Lecona, que aunque su partido el PRI pierda, ella será senadora.
Y habrá que buscar entre trabajadores y funcionarios del Congreso si no hay más candidatos, porque no solamente espectacular sino bizarro resultaría.
En el mundo hay crisis de toda índole, los países lo viven, pero esto que comentamos con ustedes, lo de la legislatura actual de Morelos, se mete de lleno en la tragedia o la gran sorpresa –como lo vea cada quien--, que en los hechos con las estadísticas de su improductividad, inasistencia, bajo nivel en el debate, iniciativas suplantadas o sin fondo, ruido innecesario, protagonismo en plenitud, transformaciones artísticas, farsas, tenemos que meterlos en una categoría o dos: magia o escasez de valores.
En política, los que saben la historia, no existe la magia. Entonces la expresión menos agresiva es crisis de valores. Aunque, claro, la mejor opinión es la de usted, querido lector.