Que se asomaba con los primeros líderes de esa corriente como Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto”, Miguel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Manuel Salcido Uzeta “El Cochiloco”, todos sinaloenses afincados en Guadalajara, Jalisco, entonces sede del cártel de los cárteles en México que capitaneaba Félix Gallardo. Desde entonces, Morelos era agradable como centro de descanso de varios de ellos y sus familias. Se veían venir.
Es un tema desagradable y contrastante con el que vamos a tocar este día, que tiene que ver con identidad, sentido de pertenencia, compromiso social y discreción política. Pareciera una incongruencia pero estamos ante una serie de hechos, que conjuga las condiciones arriba mencionadas, a partir de uno de los poderes de menores resultados con que cuenta el Estado: el Legislativo. Son 30 integrantes, y quién sabe qué número de suplentes, que es considerada por la crítica como la menos productiva o peor en la historia. Parece exagerado. Sin embargo, hay una faceta de esta legislatura que ha brillado y que podemos considerar ha sido Morelos uno de los tres Estados del país que mejor y más responsablemente trataron el tema del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Una medición profesional colocó a Morelos en el segundo lugar de las 32 entidades federativas que mejor hicieron las cosas por ese motivo, sólo atrás de Guanajuato, pero con un 3 o 5% de lo que el gobierno federal y el local aportaron para darle ese brillo a los del Bajío.
Político—político que cuenta con una foja impresionante desde niño, como adolescente y adulto en tareas públicas, Luis Arturo Cornejo Alatorre, llegado a esta legislatura como diputado de Convergencia luego de estar su vida completa en el PRI y forjarse con gobernadores de la talla de Felipe Rivera Crespo y sobre todo Lauro Ortega del que fue el hombre más cercano, se hizo cargo de la comisión que preparara e hiciera los festejos de ambas fechas históricas. Acostumbrado hacer las cosas bien, y atender decente y rápido a los clientes en “El Pastor” de sus padres en la calle de Rayón desde los años cincuentas; escuchar al profesor Agustín Román Bustamante, director de la Primaria “Benito Juárez” de la que fue presidente de los alumnos; aprender de los inolvidables Manuel Villavicencio Pérez y Gualberto Castañeda en la federal “Froylán Parroquín García”, que también ganó la elección para representarlos, o al director Bernabé L. de Elías en la Preparatoria única que había en Cuernavaca, donde fue también dirigente y que convivió con el rector Teodoro Lavín González en sus días de presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos. En el terreno estudiantil fue dirigente de todo, algo poco visto, lo que nos muestra a un político en ciernes a finales de los años sesentas.
Carrera para impresionar a cualquiera. Pero fue un jovencito regidor en Cuernavaca, diputado local y presidente de la entonces Gran Comisión, secretario de la Contraloría, secretario de Gobernación con Ortega, subdirector de CAPFCE y director de Solidaridad en los días de Luis Donaldo Colosio. En fin, Cornejo tiene de qué presumir.
¿Pero qué hacer cuando una legislatura inicia atropellada, a la mitad del camino fracturada y para terminar no levanta? El político—político actúa por naturaleza y no espera que le acomoden las piezas, busca lo que sabe sirve y se acostumbra a la entrega de resultados. Ha seguido el columnista el proceso de los eventos que encierran el programa de la comisión que encabeza Luis Arturo. Incluso aparecemos en el Consejo Consultivo de la Comisión y no hemos hecho nada en absoluto, más que sorprendernos. No sólo implementar una serie de instalaciones del Congreso Local con sesiones solemnes en sedes como Cuautla en dos ocasiones, Yautepec, Tlaltizapán, precisamente en fechas especiales, históricas, como este pasado 17 de abril que además de cumplir años Morelos como entidad constitucional, en vísperas de romper el Sitio de Cuautla y el general José María Morelos respondía en los mismos términos el indulto que a través de Calleja le hacía llegar el Virrey de la Nueva España: respetar la vida y dejar libres a los soldados de la realeza.
Tenemos viva la vibración de las emociones de aquel evento en el Teatro Ocampo en la presentación de las siete versiones del disco “Yo soy de Morelos”, toda una obra de otro paisano de excelencia, Pedro Alberto Cárdenas. O la Plaza de Armas “Emiliano Zapata” en el corazón de la capital, que con todo lo que hayan dicho, hay que verla llena de vida y con gente de aquí y turistas retratándose con Genovevo de la O, o con el profesor Otilio Montaño. También el calendario del 2011 con la efeméride de cada día con los acontecimientos de 1810 y 1910 y sólo en el territorio que hoy es Morelos. Conocemos a Cornejo desde siempre y es injusto no decir las cosas cuando se dan bien. En este caso, más allá del legislador responsable de la parte de este poder para sacar los festejos de los dos siglos, hay que comentar que se convirtió en el referente no sólo local porque fue más allá de nuestras fronteras, pero sin duda alguna señalamos que si en el país hubo eventos, se inauguraron obras, se buscó el rescate de la identidad, se tomó de la nada el perdido sentido de pertenencia y se manejó con orgullo cada centímetro de esta tierra, tenemos que dar las gracias a Luis Arturo Cornejo, no importa que sea después que lo hizo el gobernador Marco Antonio Adame Castillo y el presidente del Congreso, Jorge Arizmendi García, en el emotivo acto de anteayer en Cuautla.
Cornejo tiene cuerda para mucho rato, es un animal político, experto electoral, profesional pues, pero en esta faceta no podemos considerarlo una revelación. No, al contrario, sus acciones de responsabilidad rayaban en el extremo, lo vivimos cerca cuando nació su hija más pequeña (en la víspera del 1 de mayo en el sexenio de Lauro Ortega) y regresó de la ciudad de México para cumplir con lo del desfile. Al rato estaba ya allá y la pequeña Vivi tan bien que hoy es toda una profesional. Por lo mismo, si se echó a cuestas lo de los festejos de la Independencia y Revolución, tenía que hacerlo mejor que nadie. Y, damos mocho, con un 3 o 5% de lo que gastaron en Guanajuato, el brillo es el brillo, y ese lo tiene Cornejo, para prestarle a esta legislatura y honrar a su tierra Morelos.
Es un honor que merece y que hace sentirse orgullosos a sus amigos, y qué decir de su familia, tan hecha y luchadora al estilo de su jefe. ¿Si hablamos de tonterías, por qué no reconocer lo que nos enorgullece?
Y faltan eventos de la Comisión, así que seguro estaremos aunque sea de lejecitos. Mientras, Luis Arturo Cornejo puede estar tranquilo, ha hecho por Morelos lo que muchos quisiéramos…